27.11.12

Una mención de las virtudes sobresalientes del Imam Husain ibn ‘Ali (P).


Una mención de las virtudes sobresalientes del Imam Husain ibn ‘Ali (P).
Y El mérito de visitar su tumba y un recuerdo de la tragedia
 
Por Sheij Mufid (r. a.)

Sa‘id ibn Râshid reportó de Ia‘la ibn Murra que éste dijo:
Yo escuché al Mensajero de Dios (PBD) decir:
“A1-Husain es mío y yo soy de Husain. Dios ama a quien ame a Husain. Husain es ciertamente un nie­to sobresaliente entre los nietos”49.
Ibn Lahei‘a reportó sobre la autoridad de Abi ‘Awâna (con una cadena ininterrumpida de autoridades) acerca del Profeta (PBD):
El Mensajero de Dios (PBD) dijo:
“Hasan y Husain son los ornamentos del Trono del cielo. En verdad, el Cielo mismo dijo: ‘¡Oh Señor!, Tú me llenaste de habitantes pobres y débiles’. Dios el Altísimo le contestó: ‘¿No estás contento de que Yo haya adornado tus esquinas con Hasan y Husain?’ Entonces el Cielo se llenó de alegría como una novia que se anima de felicidad”.
‘Abdul.lâh ibn Maimun Al-Qaddâh reportó que Ya‘far ibn Muhammad As-Sâdiq (P) dijo:
“Hasan y Husain estaban jugando a la lucha libre frente al Mensajero de Dios (PBD). ‘Hasan, aga­rra a Husain’, dijo el Mensajero de Dios (PBD). Entonces Fátima (P) dijo: ‘Mensajero de Dios, ¿estás animando al mayor contra el más pequeño?’. ‘Es que Gabriel (P) está diciéndole a Husain: ‘Husain, agarra a Hasan’, replicó el Mensajero de Dios (PBD)”.
Ibrâhim ibn Ar-Râfi‘í reportó que su padre dijo que su abuelo dijo:
Yo vi a Hasan y Husain (P) que iban caminando a la Peregrinación. Ellos no pasaban por ninguna persona a caballo que no se desmontara y caminara también. Lo cual se vol­vió arduo para algunos. Le dijeron a Sa‘d ibn Abu Waqqâs: ‘Caminar es difícil para nosotros. Preferiríamos cabalgar pero estos dos señores jóvenes van a pie’.
- Abu Muhammad- le dijo Sa‘d a Hasan (P)- caminar es difícil para un grupo de los que van contigo. Sin embargo las gentes no se sienten bien si van montados mientras os ven a vosotros dos caminando. Si cabalgáis, ello sería más fácil para ellos.
- Nosotros no cabalgaremos- replicó Hasan (P)-Noso­tros hicimos un voto de caminar hasta la Casa Sagrada de Dios. Sin embargo, nos haremos a un lado del camino.
Ambos se retiraron entonces del grupo (para que no los vieran ir a pie).
Al-Awzâ‘i reportó de ‘Abdul.lâh ibn Shaddâd, acerca de Umm Fadl bint Hâriz:
Ella visitó al Mensajero de Dios (PBD) y dijo:
- Mensajero de Dios, tuve un sueño extraño durante la noche.
- ¿Qué fue?- preguntó él.
- Fue terrible- dijo ella.
- ¿Qué fue?- repitió él.
- Vi algo como un pedazo de tu cuerpo cortado y puesto en mi regazo -respondió ella.
- Viste bien- dijo el Mensajero de Dios (PBD)-. Fátima dará a luz un hijo estando ella recargada sobre tu regazo durante el parto.
Ella reportó:
Fátima dio a luz a Husain (P) y estaba sobre mi regazo, tal como el Mensajero de Dios (PBD) lo dijo. Un día yo llevé a Husain al Profeta (PBD) y lo puse sobre sus rodillas. Él volteó la cara para otro lado. Entonces, ambos ojos del Mensajero de Dios (PBD) se llenaron de lágrimas. Yo dije:
- Que yo, junto con mi padre y mi madre, demos la vida por ti, Mensajero de Dios. ¿Qué te pasa?
- Gabriel vino a mí- dijo él- y me dijo que mi comunidad tratará de matar a este hijo mío, y él me trajo tierra man­chada de rojo con su sangre50.
Simâk reportó basado en la autoridad de Ibn Mujâriq, que Umm Salama, que Dios esté complacido con ella, dijo:
Un día mientras el Mensajero de Dios (PBD) estaba sentado, y Husain estaba sentado sobre su rodilla, sus ojos repenti­namente se llenaron de lágrimas. Yo le dije:
- Mensajero de Dios, ¿por qué te veo llorar? Que mi vida sea sacrificada por ti.
- Gabriel (P) vino a mí- dijo él- Él me consoló por la muer-te de mi hijo A1-Husain y me dijo que un grupo de mi co­munidad lo matará. Que Dios nunca les conceda interce­sión alguna de parte mía51.
Se reporta, con otra cadena de narradores, que Umm Salama, que Dios esté complacido con ella, dijo:
Una noche el Mensajero de Dios nos dejó y estuvo lejos por un tiempo. Él regresó y se veía despeinado y polvoriento y su mano encerraba algo. Yo le dije:
- Mensajero de Dios, ¿por qué te veo empolvado y despei­nado?
Él dijo:
- Acabo de ir en un viaje nocturno a un lugar del Iraq llamado Karbalá. Allí vi la muerte de mi hijo, A1-Husain y vi morir a un grupo de mis hijos y de los miembros de mi familia. No pude dejar de recoger un poco de su sangre y aquí la tengo en mi mano.
Él abrió la mano y dijo:
-Tómala y cuídala.
Yo la tomé. Era como tierra roja. La puse en un frasco, lo tapé bien y lo guardé. Cuando Husain (P) dejó Meca para ir a Iraq, yo sacaba el frasco todos los días y cada noche. Yo solía oler la tierra y mirarla. El día 10 del mes de Muharram, el día en que Husain (P) fue matado, yo saqué el frasco. Al principio del día la tierra estaba en su condición de siempre, pero al final del día, en verdad, era sangre fresca. Yo grité de pena y lloré. Luego contuve mí, emoción por temor a que los enemigos de la Familia del Profeta en Medina me oyeran y se regocijaran de inmediato por su desgracia. Lo he mantenido en secreto hasta ahora, incluso cuando el mensajero que tra­jo las noticias de su muerte vino a anunciarla. Entonces yo vi que era la prueba de ello52.
Se reporta que un día el Profeta (PBD) estaba sentado. Alre­dedor de él estaban ‘Ali, Fátima, Hasan y Husain (P). Él les preguntó:
- ¿Cómo os sentiríais si, cuando fueseis matados, vuestras tumbas estuviesen dispersas alrededor del país?
- ¿Moriremos de muerte ordinaria o seremos matados?-preguntó Husain (P).
- Más bien tú serás matado injustamente, mi hijito, y tu hermano será matado injustamente- contestó él-Tu proge­nie será dispersada por la Tierra
- Mensajero de Dios, ¿quién nos matará?- preguntó Husain (P).
-Los malvados de las gentes- dijo él (PBD).
- ¿Visitará alguien nuestras tumbas después de que seamos matados?- preguntó él.
- Sí, mi hijito- le dijo- un grupo de mi comunidad ganará mi beneficencia y favor mediante la visita a vuestras tumbas. En el Día de la Resurrección yo los llevaré al lugar para que yo pueda tomarlos de los brazos y salvarlos de los terrores y sufrimientos.
‘Abdul.lâh ibn Sharik Al-‘âmiri reportó:
Yo oí a los seguidores de ‘Alí decir cuando ‘Umar ibn Sa‘d pasaba por la puerta de la mezquita: “Allí va el asesino de Husain ibn ‘Ali (P)”. Eso fue algún tiempo antes de que él fuera matado.
Sâlim ibn Abu Hafsa reportó:
‘Umar ibn Sa‘d le dijo a Husain (P):
- Aba Abdil.lah, algunas gentes estúpidas han venido a mi afirmando que yo te mataré.
- Ellas no son estúpidas- le dijo Husain (P)-Ellos son hombres que sueñan acerca del futuro. Sin embargo me complace saber que tú no disfrutarás la tierra de Iraq por mucho tiempo después de mí muerte.
Yusuf ibn ‘Abda reportó que oyó decir a Muhammad ibn Sinn:
“El asesino de Yahya ibn Zakariyya (Juan el Bautista) fue un hombre nacido fuera del matrimonio. El asesi­no de Husain ibn ‘Alí fue un hombre nacido fuera del matrimonio. Sólo por estos dos muertos el cielo se puso rojo”.
Sufyân ibn ‘Ayaina reportó con la autoridad de ‘Alí ibn Zayd, que ‘Ali ibn Husain (P) dijo:
“Nosotros partimos con Husain (P). No parábamos en ningún lugar de descanso sin que él partiese de allí mencionando primero a Yahya ibn Zakariyya y su muer­te. Él decía: ‘Hubo un día- y fue un día de humillación ante Dios- cuando la cabeza de Yahya ibn Zakariyya fue dada a una de las prostitutas de Bani Isra’il’”.
Ya se han dado reportes que muestran que ninguno de los ase­sinos de Husain (P) y de sus seguidores, que Dios esté compla­cido con ellos, pudo evitar ser matado o sufrir tribulaciones humi­llantes antes de morir.
Husain (P) encontró la muerte el sábado 10 del mes de Muharram en el año 61 H, después de la hora para la oración del mediodía. Él fue matado injustamente, cuando estaba sediento, mos­trando siempre fortaleza pero forzado a detenerse, como ya expli­camos. Su edad ese día era de 58 años. De éstos, él pasó 7 con su abuelo, el Mensajero de Dios (PBD), 37 con su padre, el Coman­dante de los Creyentes (P) y 47 con su hermano, Hasan (P). El período de su Imamato después de su hermano fue de 11 años. Él (P) solía usar henna y un tinte negro para el cabello. Cuando él (P) fue matado, el tinte cayó de su barba sobre sus mejillas.
Muchos reportes han sido transmitidos acerca del gran mérito adquirido al visitar su tumba, siendo ello por cierto necesario para todo el que acepte el Imamato de Husain (P) como otorgado a él por Dios el Altísimo y Todopoderoso. Se reporta de As-Sâdiq ibn Muhammad (P) que dijo:
“Visitar la tumba de Husain (P) es igual a 100 pere­grinaciones: aceptables y 100 peregrinaciones menores aceptables”.
El Mensajero de Dios (PBD) dijo:
“Quienquiera que visite la tumba de Husain des­pués de la muerte de éste, tendrá el Cielo como recom­pensa”.
Los reportes de este tipo son numerosos y hemos dado sufi­cientes detalles de ellos en nuestro libro “Manâsik Al-Mazâr” (Los Ritos de las Visitas).
 
Extraído del libro Imam Husain (P) la luz que no se apagó
Breve historia de los acontecimientos de ‘Ashûra y Karbalá
(Martirio del Imam Husain, familia y compañeros (P))
Una selección del libro Kitâb al-Irshâd del Sheij Mufid

fuente:islamoriente.com

24.11.12

Recordatorio de amor al Imam Husein (as)


La Historia de Ahlul Bayt (as) despues del martirio del Imam Husein (as)


La Tragedia de Karbalâ' - Día 10



Preparado por: La Asamblea Mundial de Ahlul Bait (a.s.)
y el Instituto de Cultura y Ciencias del Islam “Al-Gadîr”.


Día 10: La Tragedia del Imam Al-Husain (a.s.) 



era la tarde del día de ‘Ashûrâ’. La tierra de Karbalâ’ se encontraba repleta de lanzas, espadas y cadáveres. Ya no quedaba nada del pequeño ejército de la Verdad, pero aún así, en el ejército de Satanás decenas de miles de lobos hambrientos seguían esperando a su presa.
Al-Husain ya no tenía a nadie. Habîb, Zuhair, Barîr, Hurr y los demás compañeros, habían sido martirizados. ‘Alî Akbar, Qâsim, Ÿa‘far y el resto de los jóvenes hashemíes -incluido el pequeño ‘Alî Asgar con sus seis meses de edad- también habían sido sacrificados en el camino del Islam. Al-‘Abbâs, sin cabeza ni manos, y lejos de las tiendas, ya había partido al encuentro de su Creador.
Al-Husain (a.s.) observaba a uno y otro lado... En toda esa extensa planicie no había ni siquiera una persona que defendiera a la familia y santidad del Mensajero de Dios (s.a.w.)…
El Imam (a.s.) ingresó a las tiendas y se despidió de las mujeres de Ahl-ul Bait. Fue una escena desgarradora y dolorosa. Los niños y niñas rodearon al Imam sin saber qué últimas palabras decirle. Sukaînah, la hija del Imam (a.s.), clamaba: “¡Padre! ¿Acaso vas a morir y te preparas para partir?”. El Imam le respondió: “¿Cómo no habrá de morir alguien que ya no tiene auxiliar ni compa­ñero?”. Entonces las voces se alzaron en llanto. El Imam les pidió que hicie­ran silencio y les dio unas recomendaciones. Luego entregó los depósitos del Imamato y los legados de los profetas a su hijo ‘Alî Zain Al-‘Âbidîn (a.s.), quien se encontraba suma­mente enfermo, y seguida­mente partió hacia el campo de batalla.
A pesar de en­con­trarse sólo y se­diento, el Imam (a.s.) combatió heroicamente contra miles de soldados del enemigo. A veces dirigía su ataque al ala derecha del ejército y decía:
La muerte es mejor que vivir en la ignominia
Y la ignominia es preferible a ingresar en el Infierno.
Luego arremetía contra el ala izquierda y decía:
Yo soy Husain, el hijo de ‘Alî,
¡Me he jurado no rendirme!,
Defiendo a la familia de mi padre,
Marcho en la vía del Profeta.
            Uno de los kufíes relataría: “Nunca había visto a alguien siendo atacado por un número tan elevado de enemigos -y cuyos hijos y compañeros hubieran sido muertos- ser tan valiente y osado. Los hombres del ejército le acometían, pero él les atacaba con su espada, y éstos se dispersaban y enmarañaban cual rebaño de ovejas sobre el que arremete un feroz león, para luego él volver a su posición y decir: “¡No hay poder ni fuerza más que en Dios, el Altísimo, el Majestuoso!”.
En las fuentes históricas se transmitió que el Imam (a.s.) mató alrededor de 2000 hombres del ejército de Iazîd, hasta que ‘Umar ibn Sa‘d gritó a sus soldados: “¡Ay de vosotros! ¿Acaso sabéis a quién estáis combatiendo? ¡Éste es el hijo de ‘Alî! ¡El hijo del que mató a los campeones de los árabes! ¡Atacadle en grupos y desde todos los flancos!”. Y ordenó a 4000 arqueros que dispararan al Imam (a.s.) desde todas direcciones. Incluso había unos cuantos que le lanzaban piedras.
            En algunas narraciones se menciona que por la cantidad de las flechas que le atravesaron, el cuerpo del oprimido Imam parecía estar cubierto de espinas, de manera que después de su martirio se llegó a contar más de 1000 heridas sobre su cuerpo, de las cuales solo 32 no eran de flechas.
El Imam (a.s.), malherido y exhausto, se detuvo unos momentos para procurarse un respiro. Fue en ese momento que uno de los enemigos le lanzó una piedra que le asestó en la frente, empapándole la sangre el rostro. El Imam quiso limpiarse esa sangre, cuando de repente, una flecha envenenada de tres puntas le perforó el pecho. El Imam dijo: “¡En el Nombre de Dios. Por Dios. Y en la religión del Mensajero de Dios!”, y elevó su rostro al cielo diciendo: “¡Dios mío! Tú sabes que esta gente está matando a un hombre que, fuera de él, no hay otro hijo del Mensajero de Dios sobre la Tierra”. Entonces cogió la flecha y se la quitó, comenzando a fluir la sangre raudamente. Seguidamente, el Imam llenó su mano con esa sangre y la dispersó hacia el cielo. Los presentes dirían que ni una gota de esa sangre volvió al suelo y que a partir de ese momento el cielo de Karbalâ’ se tornó rojizo. Luego otra vez llenó su mano con esa sangre y empapó su cara y barba con la misma, y dijo: “Me encontraré con mi abuelo el Mensajero de Dios teñido de esta manera y me quejaré de esta gente ante él”.
            Algunos soldados enemigos rodearon al Imam y uno de ellos le asestó un golpe con la espada, lo que provocó que su casco se hendiera y el filo alcanzara su cabeza, brotando su sangre.
Luego Shimr ibn Dhil Ÿaushan, junto con algunos soldados, arremetió contra las tiendas. Shimr quiso incendiar las tiendas. El Imam (a.s.) volteó la cabeza y al observar esa escena, clamó gritando su histórica frase: “¡Ay de vosotros! ¡Si es que no tenéis religión y no teméis el Día de la Resurrección, por lo menos sed libres en este mundo y mostrad hombría de bien!”. Inmediatamente después dirigió sus palabras hacia el comandante del ejército de Iazîd, gritándole: “¡Protege a mi familia de las manos de tus impertinentes e insensatos hombres!”. Shabaz fue hasta donde se encontraba Shimr y le advirtió con vehemencia respecto a lo que hacía. Shimr, con vergüenza, ordenó a sus hombres que se alejaran de las mujeres y los niños y se dirigieran donde se encontraba Al-Husain, quien había demostrado ser un gran contrincante y un hombre digno.
Fue en ese momento que el adolescente e inmaduro ‘Abdul·lâh, el hijo del Imam Hasan Al-Muÿtabâ, salió de las tiendas para defender a su tío, pero él también terminó alcanzando el martirio de una manera desgarradora (lo cual ya mencionamos en el quinto día).
El ejército enemigo se acercó al Imam (a.s.) -quien ya no tenía fuerzas por la intensidad de las heridas y la extenuación infringida por la sed- estrechando cada vez más y más el cerco a su alrededor.
Zar‘ah ibn Sharîk se acercó al Imam y le asestó un golpe de espada en su mano izquierda. Luego otro soldado le asestó otro golpe desde atrás, ingresando el filo en el hombro del Imam (a.s.), quien cayó de bruces al suelo por la fuerza del mismo.
Estos dos malditos retrocedieron en tanto que el Imam, desfalleciente, una y otra vez se erguía con esfuerzo, pero otra vez se desplomaba…
Sinân ibn Anas atacó al Imam y le clavó una lanza por la espalda tan fuertemente que la punta de la misma salió por su pecho. El Imam había caído en el foso de la muerte… y pronunció su última letanía dirigida a su Señor. Cuanto más pasaba el tiempo lucía más bello y con mejor semblante… Uno de los narradores escribió: “¡Juro por Dios! Nunca vi a ningún moribundo empapado en sangre, tan bello y con un rostro tan luminoso como Al-Husain. Nosotros habíamos ido a matarle, pero sus facciones y la belleza de su aspecto, nos hacía olvidar la idea”.
Los ejecutores, cual lobos hambrientos, hicieron un cerco alrededor del Imam (a.s.) para, según se figuraban, terminar con él y degollar la verdad para siempre.
Al no escuchar más la voz del Imam gritando los takbîr o engrandecimientos a Dios, Zainab -con ella sea la paz- corrió fuera de la tienda en tanto clamaba: “¡Oh hermano! ¡Oh mi señor! ¡Oh Gente de la Casa! ¡Ojala el cielo cayera sobre la tierra! ¡Ojala las montañas se hicieran polvo y se dispersaran!...”, hasta que alcanzó a subir una loma desde la que pudo observar el campo de batalla y presenciar esa escena desgarradora.
Al ver a esos lobos que se habían reunido allí para matar al Imam, Zainab le gritó a ‘Umar ibn Sa‘d: “¡Ay de ti ‘Umar! ¿Acaso matan a Abâ ‘Abdul·lâh y tú sólo observas?”. Corrieron unas lágrimas por las mejillas de ‘Umar ibn Sa‘d pero no le respondió, sino que volteó su rostro. Ella (a.s.) clamó: “¡Ay de vosotros! ¿Acaso no hay un musulmán entre vosotros?”, pero nadie respondió.
Shimr le gritó a sus secuaces: “¿Por qué dejáis esperando a este hombre?”, procurando que alguno de ellos terminara la tarea. Jaûlî ibn Iazîd desmontó presuroso del caballo para cortar la bendita cabeza del Imam, pero al acercarse a él empezó a temblar y no pudo hacerlo. Shimr le dijo: “¡Que tus brazos queden incapaces! ¿Por qué tiemblas?”. Entonces él mismo tomó un cuchillo y junto con Sinân se acercó para cortar la cabeza del Imam (a.s.)…
«¿Acaso no es así que la maldición de Dios recae sobre la gente opresora?»…
«Y pronto sabrán aquéllos que tiranizaron a qué destino se dirigen».

23.11.12

Ziarat Ashura


La Tragedia de Karbalâ' - Día 9




Preparado por: La Asamblea Mundial de Ahlul Bait (a.s.)
y el Instituto de Cultura y Ciencias del Islam “Al-Gadîr”.


Día 9: La Tragedia de Abûl Fadl Al-‘Abbâs,

 el Abrevador de los labios sedientos




abûl Fadl al-‘Abbâs, era un joven apuesto y de estatura alta y elegante, por cuya gran belleza era llamado Qamar Banî Hâshim (“Luna de los hashemíes”). Era tan alto que al montar a caballo sus pies rozaban el suelo. A causa de la valentía y gallardía sin igual que poseía, era el portaestandarte del Imam Al-Husain (a.s.). Cuando el Imam (a.s.) preparaba para la guerra a sus escasas fuerzas, le confió el estandarte. La raíz de la valentía y bravura de Al-‘Abbâs, con él sea la paz, estaba en sus padres y abuelos; su padre fue el héroe excepcional del Islam “el León triunfante de Dios”, ‘Alî ibn Abî Tâlib (a.s.), y por parte de madre se vinculaba a los Banî Kilâb, quienes eran los más valientes de los árabes.

Las fuentes históricas acreditadas mencionan que poco antes de alcanzar el martirio, Fâtima az-Zahrâ’ (a.s.) le había encomendado a Amîr al-Mu’minîn (a.s.) que se casara nuevamente después de que ella falleciera.
Luego de que Hadrat Fâtimah (a.s.) alcanzara el martirio y ‘Alî atravesara por los amargos sucesos que tras ello tuvieron lugar, le pidió a su hermano ‘Aquîl, quien conocía las genealogías y las características de los clanes de la Península Árabe, y asimismo conocía muy bien las noticias e historia de los árabes, que eligiera para él una mujer nacida en el seno de una gran y valiente familia, de manera que pudiera darle un hijo bravo y guerrero.
‘Aquîl eligió para él a Fâtima bint Hizâm ibn Jâlid del clan de los Banî Kilâb, y le dijo: “Entre los árabes no existe nadie más valiente y combativo que sus padres”. Amîr al-Mu’minîn pidió a su padre la mano de su hija y se casó con ella. Fâtimah le dio cuatro bravos hijos llamados: Al-‘Abbâs, ‘Abdul·lâh, Ÿa‘far y ‘Uzmân. Es por ello que ella pasó a ser conocida como “Umm Al-Banîn” (“La madre de los hijos”).
Tal vez en ese tiempo nadie sabía el porqué de esa decisión, pero cuando en Karbalâ’, Al-Husain (a.s.) se quedó sin auxiliar ni compañero, y esos valientes hermanos -especialmente el portaestandarte de Karbalâ’, Abûl Fadl Al-‘Abbâs, con él sea la paz- uno por uno sacrificaron con denuedo sus vidas, quedó de manifiesto la prodigiosa previsión de ‘Alî (a.s.).
El día noveno de Muharram, Shimr ibn Dhîl Ÿaushan fue comisionado por ‘Ubaidul·lâh ibn Ziâd para que, en caso de que los comandantes del ejército desobedecieran las órdenes de atacar las tiendas de Al-Husain (a.s.), él mismo asumiera la comandancia y atacara al Imam (a.s.). Éste era del mismo clan que Umm Al-Banîn y lo vinculaba un lejano parentesco a Al-‘Abbâs y sus hermanos, por lo que tomó de ‘Ubaidul·lâh una carta de salvoconducto para, según conjeturaba, poder separarlos de Al-Husain (a.s.) y, en tanto debilitaba su posición, ¡salvar a sus parientes!
En las últimas horas del día noveno de Muharram, Shimr llegó a las cercanías de las tiendas del Imam (a.s.) y gritó: “¿A dónde están mis sobrinos?”. Al-‘Abbâs, ‘Abdul·lâh, Ÿa‘far y ‘Uzmân salieron y le dijeron: “¿Qué es lo que buscas?”. Shimr les dijo: “¡Os he traído un salvoconducto! ¡Estáis a salvo!”. Los cuatro jóvenes le respondieron: “¡La maldición sea sobre ti y sobre tu salvoconducto! ¿Acaso nosotros estaremos a salvo sin que lo esté el hijo del Mensajero de Dios?”. Y Al-‘Abbâs le gritó: “¡Que tu mano sea cortada! ¡Qué pésimo salvoconducto has traído! ¡Oh enemigo de Dios! ¿Acaso pretendes que abandonemos a nuestro hermano y señor, Al-Husain, el hijo de Fátima, y nos pongamos a las órdenes de los malditos e hijos de los malditos?”. Shimr se encolerizó y volvió al ejército de los enemigos.

La tarde de ‘Ashûrâ’…

Todos los compañeros y familia del Imam (a.s.) ya habían sido martirizados y solo quedaban Al-Husain y Al-‘Abbâs -con ambos sea la paz-. Al ver la soledad de su hermano, Al-‘Abbâs se le acercó y le dijo: “¡Hermano! ¿Acaso me das permiso para dirigirme al ÿihâd?”. El Imam lloró fuertemente y dijo: “¡Hermano! Tú eres mi portaestandarte, y si tú ya no estás la caravana se disgregará”. Al-‘Abbâs le respondió: “Siento una presión en mi pecho y ya no me importa la vida. ¡Quiero tomar venganza de estos hipócritas!”. El Imam (a.s.) le dijo: “Entonces ve a traer un poco de agua para los niños”. Al-‘Abbâs fue hacia el ejército enemigo y les aconsejó y advirtió de sus acciones, pero ello no causó efecto en sus corazones de piedra, por lo que regresó a las tiendas y le informó de lo sucedido a su hermano. En ese mismo momento, escuchó el llanto desgarrador de los niños que por la sed gritaban: “Al-‘atash, al-‘atash” (“¡(Tenemos) sed! ¡(Tenemos) sed!”). Al observar tal situación montó su caballo, cogió una lanza y un odre y se dirigió hacia el Éufrates mientras recitaba los siguientes versos:
No temo a la muerte cuando ésta clama
Hasta verme sumido bajo el embate de los audaces.
¡Sacrifico mi alma en salvaguarda
de la pura alma del Profeta elegido!
Por cierto que soy Al-‘Abbâs y me dispongo a abrevar
Y no temo al mal del día del enfrentamiento.



Cuatro mil hombres le rodearon y le lanzaron flechas para impedirle llegar hasta el agua, pero el bravo de los hashemíes logró llegar hasta el río. Después de varias horas de estar sediento y soportar el combate, la sed se había apoderado de todo su ser. El agua corría bajo las patas del caballo invitando a Al-‘Abbâs a beber. Llenó las palmas de sus manos con agua y las acercó a su boca para beber, pero recordó la sed de Al-Husain (a.s.) y de su familia, por lo que vertió el agua de sus manos y llenó el odre; se lo colocó en su hombro derecho y fustigó su cabalgadura en dirección a las tiendas.
Para que ni siquiera esos cuantos sorbos de agua llegaran al paladar de los niños del Mensajero de Dios (s.a.w.), el ejército enemigo le cerró el camino atacándole desde todas direcciones. Al-‘Abbâs les combatió hasta que uno de los soldados le cortó la mano derecha con la espada.
Al-‘Abbâs resistió y colgó el odre en su hombro izquierdo y a su vez tomó la espada con la mano izquierda y siguió su camino en medio del enemigo, hasta que de repente, un filo golpeó su mano izquierda y también la cortó.

Al-‘Abbâs no se desesperanzó y tomó el odre con sus dientes para hacerlo llegar a las tiendas, pero otra flecha rajó el odre y el agua se derramó en la ardiente tierra de Karbalâ’. Aquí fue cuando Al-‘Abbâs perdió toda esperanza.

Inmediatamente, una flecha le penetró el pecho y le arrojó del caballo, terminando la tarea y dejando a Al-Husain (a.s.) sin su portaestandarte.
Finalmente, uno de los soldados del ejército enemigo atacó el cuerpo malherido de Al-‘Abbâs con una barra de hierro, partiéndole el cráneo. La cabeza de Al-‘Abbâs –así como sucedió con la de su padre ‘Alî, con él sea la paz- se partió. Al-‘Abbâs cayó al suelo mientras clamaba: “¡Oh Abâ ‘Abdil·lâh (Al-Husain)! ¡Oh hermano! ¡Que la paz sea contigo!”.
El Imam (a.s.) llegó hasta donde se encontraba el cuerpo sin manos de su hermano, y al verle martirizado exclamó: “¡Ahora se ha quebrado mi espalda y se me han terminado los recursos!”…
«¿Acaso no es así que la maldición de Dios recae sobre la gente opresora?»…
«Y pronto sabrán aquéllos que tiranizaron a qué destino se dirigen».

22.11.12

La Tragedia de Karbalâ' - Día 8



Preparado por: La Asamblea Mundial de Ahlul Bait (a.s.)
y el Instituto de Cultura y Ciencias del Islam “Al-Gadîr”.


Día 8: La Tragedia de ‘Alî Akbar

en verdad que la tierra y el tiempo no han visto Compañeros más leales que los de Al-Husain (a.s.), personas que mientras estuvieron con vida, no permitieron que la Gente de la Casa del Profeta (s.a.w.) pusiera los pies en el campo de batalla… Pero instantes después de que el último de ellos cayera, llegó el momento de que los jóvenes hashemíes también se dirigieran al degolladero de la pasión.

 ‘Alî ibn Al-Husain, el hijo del Imam Al-Husain (a.s.), conocido como ‘Alî Akbar, fue el primero de la familia del Imam que requirió permiso para dirigirse al campo de batalla.
Tanto por parte de padre como por parte de madre ‘Alî Akbar (a.s.) se vinculaba a las más nobles personas. Sus padres y abuelos paternos no necesitan ser presentados. Su abuelo materno, ‘Urwah ibn Mas‘ûd az-Zaqafî, fue alguien que alcanzó el martirio en el camino de la difusión de la religión. El Profeta (s.a.w.) le había descrito diciendo: “He visto a ‘Îsa ibn Mariam (Jesús, con él sea la paz), y ‘Urwah ibn Mas‘ûd es quien más se le asemeja”. Asimismo, se contaba entre los cuatro grandes señores de los árabes.
‘Alî Akbar tenía en extremo un buen comportamiento y un bello rostro, y a causa de su gran parecido con el Profeta (s.a.w.), los Compañeros le miraban a él cada vez que extrañaban al Profeta (s.a.w.).
Cierto día, cerca del mediodía, en que la Caravana de Pasión se trasladaba desde La Meca hacia Karbalâ’, hicieron un alto en una morada. Allí, el Imam (a.s.) se sumió en un ligero sueño y luego de unos momentos expresó: “He visto a alguien que clamaba: “¡Estáis marchando y la muerte se mueve tras de vosotros!”. Alî Akbar le dijo al Imam (a.s.): “¡Padre! ¿Acaso no estamos con la verdad?”. El Imam (a.s.) le respondió: “Así es, hijo mío. ¡Juro por Dios que nosotros estamos con la verdad!”. He ahí que ‘Alî Akbar dijo con bravura: “¡Entonces no tenemos miedo de la muerte!”. Al Imam Al-Husain (a.s.) le embargó un sentimiento de beneplácito y expresó: “¡Hijo mío! ¡Que Dios te brinde la mejor recompensa que un padre puede dar a su hijo!”.

En cuanto a la mañana de ‘Ashûrâ’…

El proceder del Imam (a.s.) consistía en que, por compasión y sensibilidad, a quien le requería permiso para dirigirse al campo de batalla, al principio no se lo concedía. Pero esta vez fue diferente. Ni bien ‘Alî Akbar solicitó el permiso, el Imam se lo concedió… Esa fue la tradición del Mensajero de Dios (s.a.w.), quien -a diferencia de otros líderes que mantenían a sus allegados alejados de las batallas- durante las expediciones militares enviaba a la guerra a sus allegados antes que a los demás.
Al-Husain (a.s.) echó una desesperanzada mirada al porte de su bravo hijo y seguidamente bajó su mirada, y lloró…
Luego de que enviara a ‘Alî Akbar al campo de batalla, el Imam (a.s.) elevó su mirada al cielo, y tomándose de la barba, dirigió a Dios la siguiente letanía: “¡Dios mío! Sé testigo que se ha dirigido a combatir a esa gente un joven que es el más parecido entre la gente, tanto en constitución como en carácter y habla, a Tu Mensajero, de modo que cada vez que extrañábamos al Mensajero mirábamos su rostro”.
Entonces recitó esta aleya: «Ciertamente que Dios eligió a Adán, a Noé, a la familia de Abraham y a la familia de ‘Imrân por sobre los seres del universo; descendencias unas de otras. En verdad que Dios es el que escucha, el Sabio».
 ‘Alî Akbar galopó hacia el ejército enemigo recitando versos de batalla y derribó numerosos soldados de Iazîd.


Poco a poco, la sed y las diversas heridas hicieron que el ardor y fuerzas de ‘Alî Akbar flaquearan, y uno de los enemigos logró descargarle un golpe sobre la cabeza. La sangre cubrió su rostro y le derribó. ‘Alî Akbar rodeó con sus manos el cuello de su caballo aferrándose para no caer al suelo, pero por la aglomeración del enemigo, en vez de llevarle de regreso a las tiendas, el caballo le condujo al corazón del ejército enemigo. Los sanguinarios soldados de Iazîd rodearon el caballo y asestaron golpes de espada a su cuerpo desde todas direcciones, de modo que, según se ha trasmitido, le destrozaron en pedazos.
Fue en esa situación que ‘Alî Akbar se dirigió a su padre clamando: “¡Oh padre! ¡Contigo sea la paz! ¡He aquí a mi abuelo el Mensajero de Dios (s.a.w.) que ha venido a mi lado y me hace beber de una copa llena de agua…!”.

El Imam (a.s.) rápidamente llegó hasta donde se encontraba su cuerpo. Puso su cara junto a la suya y dijo: “¡Que el mundo se desvanezca después de ti!”.
Según la Ziârah o salutación de visita transmitida del Imam as-Sâdiq (a.s.), en ese momento el Imam Al-Husain lanzó al cielo un puñado de su sangre y lo sorprendente es que ni una gota retornó al suelo…
Al observar esta escena, Zainab salió presurosa de la tienda mientras clamaba: “¡Oh hermano! ¡Oh hijo de mi hermano!”, y se lanzó sobre el cuerpo de ‘Alî Akbar. El Imam (a.s.) la tomó haciéndola volver a las tiendas y dijo a los jóvenes: “¡Coged a vuestro hermano y llevadle a las tiendas!”…
Así es. El Imam llevó él mismo los cuerpos de todos los mártires a las tiendas, a excepción de dos, por cuyo martirio sintió que se quebraba: su hijo ‘Alî Akbar y su hermano Abûl Fadl Al-‘Abbâs, con ambos sea la paz…
«¿Acaso no es así que la maldición de Dios recae sobre la gente opresora?»…
«Y pronto sabrán aquellos que tiranizaron a qué destino se dirigen».

21.11.12

La Tragedia de Karbalâ' - Día 7


Preparado por: La Asamblea Mundial de Ahlul Bait (a.s.)
y el Instituto de Cultura y Ciencias del Islam “Al-Gadîr”.


Día 7: La Tragedia de ‘Alî Asgar

se acercaban los momentos más amargos de la historia. La totalidad de los auxiliares y compañeros del Imam Al-Husain (a.s.) ya se habían dirigido al campo de batalla y habían sido martirizados. En el campamento de la verdad sólo quedaban dos hombres: Aba ‘Abdil·lâh Al-Husain, y ‘Alî Zain Al-‘Abidîn, quien por voluntad divina permanecería con vida tras el suceso de Karbalâ’ y asumiría el liderazgo de la comunidad luego del Imam Al-Husain (a.s.), porque el día de Ashûrâ’ se hallaba sumamente enfermo, al punto de no poder ponerse de pie y presentarse en el campo de batalla.

Al verse sólo y sin nadie que le auxilie, el Imam (a.s.), para dejar completamente en claro el asunto y no quedaran excusas, gritó: “¿Acaso hay alguien que defienda la santidad del Mensajero de Dios (s.a.w.)? ¿Acaso hay algún monoteísta que tema a Dios y nos defienda? ¿Acaso hay algún auxiliador que procure a Dios auxiliándonos? ¿Acaso hay alguien que nos asista procurando lo que hay ante Dios?”.
La voz del Imam requiriendo ayuda llegó a las tiendas y las mujeres entendieron que Al-Husain ya no tenía quien le asistiera, por lo que sus voces se elevaron en llantos y lamentos. El Imam (a.s.) se dirigió a las tiendas para que tal vez al verlo las mujeres se calmaran un poco, cuando de pronto escuchó a su hijo de seis meses ‘Abdul·lâh ibn Al-Husain -conocido como ‘Alî Asgar- llorando por la intensidad de la sed.
‘Alî Asgar era un pequeño bebé y no había agua en las tiendas para calmar su sed, ni tampoco su madre Rabâb tenía ya leche para amamantarle.
El Imam tomó a ‘Alî Asgar envuelto en su mantilla y se dirigió hacia el enemigo; se detuvo frente al ejército de Iazîd y dijo: “¡Oh gentes! ¡Si no tenéis ninguna compasión por mí, tened misericordia de este niño…!”.

Pero era como si la semilla de la misericordia no hubiera sido diseminada en sus corazones de piedra y toda la ignominia del mundo fluyera en lo más profundo de su ser, ya que en lugar de ofrecer un odre de agua al hijo del Mensajero de Dios (s.a.w.), uno de los arqueros del clan de los Banî Asad -que según se dice se llamaba Harmalah ibn Kâhil- colocó una flecha en el arco y apuntó a la garganta del niño, y de pronto las manos y pecho del Imam se tiñeron de sangre… La pequeña cabeza y frágil garganta del pequeño lactante se separaron de su cuerpo…








El Imam (a.s.) empapó sus manos con la sangre de ‘Alî Asgar y la esparció hacia el cielo diciendo: “Lo que me facilita poder soportar todo esto es que Dios está observando”. En ese momento Hassîn ibn Tamîm lanzó otra flecha que rozó los benditos labios del Imam (a.s.) y fluyó sangre por su boca. El Imam volteó hacia el cielo y expresó la siguiente letanía: “¡Dios mío! Me quejo ante Ti de lo que hacen conmigo y con mis hermanos, hijos y cercanos”
Entonces se alejó del ejército enemigo y con su espada cavó una pequeña tumba. El cuerpo de ‘Alî estaba impregnado de sangre y Al-Husain le rezó y sepultó su pequeño cuerpo…
Según las fuentes históricas, el martirio de ‘Alî Asgar -con él sea la paz- fue una de las tragedias más duras y trágicas por las que tuvo que atravesar el Imam. ‘Aqabah ibn Bashîr Al-Asadî narró que: “El Imam Al-Bâqir (a.s.) me dijo: “¡Vosotros los del clan de Banî Asad tenéis una deuda de sangre con nosotros!”, y luego me relató la historia del degollamiento de ‘Alî Asgar.”
Asimismo se narra que luego del levantamiento de Al-Mujtâr ibn Abî ‘Ubaidah az-Zaqafî, cuando le hicieron llegar al Imam Zain Al-‘Abidîn (a.s.) las noticias sobre que los asesinos de Karbalâ’ fueron objeto de venganza, el Imam preguntó: “¿Qué sucedió con Harmalah?”, lo cual demuestra cómo permaneció ese enardecimiento en los corazones de Ahl-ul Bait (a.s.)…
Ese enardecimiento también se encuentra en nuestros corazones así como en los corazones dotados de humanidad, hasta que llegue la época del Levantamiento del Mahdî de la Familia de Muhammad (s.a.w.) y tome venganza de los tiranos…
«¿Acaso no es así que la maldición de Dios recae sobre la gente opresora?»…
«Y pronto sabrán aquellos que tiranizaron a qué destino se dirigen».

Marcha por Palestina

LES RECORDAMOS QUE FINALMENTE LA MOVILIZACION EN SOLIDARIDAD CON EL PUEBLO PALESTINO SERA DESDE EL OBELISCO EL VIERNES 23 A LAS 19 HS HASTA LA EMBAJADA DE ISRAEL, EN BR.ARTIGAS . A DIFUNDIR Y ESTAR PRESENTES, TODOS SOMOS PALESTINA!!!!!
convocan : Radio Centenario la unica que esta con nosotros
 
 

20.11.12

Desde Karbalá a Palestina:El Imam Husein, una fuente de inspiración para todos los pueblos

 
 
 
 
Por el Sheij AbdulKarim Paz

El Imam Husein, una  fuente de inspiración para todos los pueblos

El ejemplo del Imam está vivo en el corazón de la resistencia islámica que hoy enfrenta con valentía y con una cuota increíble de sacrificio al enemigo sionista e imperial, haciendo una vez más valer al honor de la libertad y la dignidad frente a la opresión y la injusticia.


En estos días del primer mes del año 1434 del calendario lunar islámico, el mes de Muharram, los musulmanes rememoramos los trágicos sucesos de Karbalá en que fuera martirizado el nieto del profeta, el Imam Husein, la paz sea con él, sus hijos, hijas, familiares y seguidores.
Esta tragedia tuvo lugar en el año 61 de la hégira o emigración, unos cincuenta años después de la muerte del profeta Muhammad, la bendición y la Paz de Dios sean con él y su descendencia.  La masacre fue liderada desde Damasco, por entonces el centro del poder islámico por el golpe de estado omeya contra el centro del poder en Medina (Arabia) y luego en Kufa (Irak ), por el corrupto hijo de Muawia, Iazid. Éste, a diferencia de su padre, no ocultaba su corrupción e incredulidad, no lo necesitaba, el poder lo había heredado mientras que su padre que lo había construido a fuerza de engaño, soborno y terror.
Era imposible que un ser tan corrupto y criminal, pudiese aspirar a conducir a la comunidad de los creyentes apenas cincuenta años de la muerte del profeta, quien por su parte, solía besar al Imam Husein cuando era este un niño y decía: "Dios lo amo, ámalo Tú también, y ama a quien le ame y a quien ame a quien le ame". El profeta dijo del Imam Husein, la paz sea con él, que era junto con su hermano, el Imam Hasan,  el señor de los jóvenes del Paraíso. Sin embargo, Muawia hizo lo que pudo para enfrentarse con la Familia del Profeta, a quien el Sagrado Corán ordena amar y obedecer como medio de lograr la satisfacción divina. Muawia,  por el contrario, estableció antes de morir como su sucesor a su hijo Iazid, inaugurando en el mundo islámico una práctica ajena al Sagrado Corán y al ejemplo profético, la monarquía, sistema cuya injusticia ha sido descubierta por la razón por los filósofos griegos y luego, socialmente en los siglos XVII y  XVIII en Europa (aunque mantienen su fachada carísima y corrupta), pero mucho antes por el Islam y los profetas, quienes enseñaron que el gobierno no se basa en cuestiones de sangre, sino de virtud y aval de Dios, el Señor y Creador del universo.
Se derramó  mucha sangre para desterrar el sistema monárquico en Europa, pero con una mentalidad hipócrita, los gobiernos europeos lo  apoyan en el mundo islámico para que les garantice sus privilegios, muy lejos de la enseñanza profética que dicta desear para el prójimo lo que deseas para ti y no desearle lo que no deseas para ti. Se luchó mucho para  generar un sistema más igualitario y democrático, pero en el mundo islámico luchan contra la democratización y la libertad de los pueblos para seguir extrayendo su petróleo y recursos, y garantizar la existencia de su gendarme regional, el régimen sionista. En Irán, la monarquía fue derrotada a pesar de contar con todo el apoyo de Estados Unidos e Israel.
Narra el Imam As Sayyad, la paz sea con él, que Dios le dijo al arcángel Gabriel cuando naciera el Imam Husein: "Nació un niño para Muhammad (el profeta),  desciende hacia él, salúdalo y dile: Ciertamente Ali (el padre del Imam Husein, casado con la hija del profeta, Fátima Az – Zahrá, la paz sea con ella), es para ti como Arón para Moisés, pues ponle el nombre del hijo de Arón a la criatura". Descendió Gabriel, saludó al profeta en nombre de Dios y le informó de la orden del Señor acerca de nombrar al recién nacido con el nombre del hijo de Arón. Preguntó el profeta, cuál era su nombre. Respondió Gabriel, Shubair. Dijo el profeta, con él sean la bendición y la paz: mi lengua es el árabe (mientras que el hijo de Arón tenía un nombre hebreo). Dijo Gabriel, ponle Husein (que al igual que Shubair significa el pequeño bondadoso.)
Todos los sabios del Islam aceptan que el profeta le dijo a Ali, "tú eres para mí como Arón para Moisés, salvo que no habrá profeta después de mí". El Sagrado Corán enseña que Arón era sucesor de Moisés, hermano del profeta, y su auxiliar. Ese fue el rango de Ali ante el profeta, se hermanó con él al llegar a Medina, luego de la emigración y cuando ordenara a cada uno de los emigrantes de Meca hermanarse con un habitante de Medina. Así lo hicieron quedando el profeta y Ali. Éste le preguntó al profeta, ¿con quién me hermanaré, oh Mensajero de Dios? El profeta le dijo conmigo, tú eres mi hermano en este mundo y en el otro.
Ali (P), fue su auxiliar en todos los ámbitos y el más allegado al profeta, así como el más destacado de los compañeros en los campos de batalla y en el campo de la sabiduría, la adoración y la piedad. En el día del Gadir, el profeta anunció oficialmente por parte de Dios la sucesión de Ali, quien debía liderar los asuntos de la comunidad musulmana en el futuro cuando llegase el momento de la muerte del profeta. Dice el Sagrado Corán al respecto: "Ordena lo que te ha sido revelado por parte de tu Señor y si no lo haces no habrás difundido su mensaje, Dios te protegerá de los hombres."
El Imam Husein tuvo que ofrendar su vida, la de su familia y seguidores para salvar al Islam de su desaparición ante el gobierno corrupto de Iazid. Todos los ámbitos de la sociedad de entonces enfrentaban una grave amenaza de extinción. La corrupción instaurada sobre todo por el padre de Iazid, Muawia, había oscurecido todos los aspectos de la sociedad islámica de entonces. En lo político, Muawia se había enfrentado al Imam Ali, el califa de los musulmanes, en la batalla de Siffin, provocando que murieran miles de musulmanes en esa guerra fratricida. Luego, ordenó envenenar al Imam Hasan, después de haberse enfrentado con él cuando éste sucedió a su padre martirizado. Para ello sobornó a la esposa del Imam para que le dé veneno mezclado en su comida a cambio de cien mil dirhames (monedas de plata), y la promesa de casarla con su hijo Iazid. Al consumar la mujer el crimen del Imam, Muawia efectivizó el pago pero no cumplió la promesa de esposarla con su hijo, diciéndole que alguien que envenena a su esposo no era digna de confianza para darla en matrimonio a su propio hijo.
Muawia mandó a asesinar a Yuhd ibn Adi, un gran creyente partidario del Imam Ali, ordenó perseguir a los shiitas, expulsarlos de los cargos públicos, encarcelarlos, matarlos, torturarlos y ordenó maldecir al Príncipe de los Creyentes, Ali, oficialmente en todos los púlpitos, diciendo no hay oración válida sin la maldición al Imam. En las cárceles hacía hervir aceite para arrojar a los shias en él, y decía burlándose cruelmente que ese era el paraíso que les estaba prometido. Tal fue la transformación de la comunidad islámica y su desvío con respecto a lo que había enseñado y ordenado el profeta de parte de Dios. Coronó su descarrío con la designación del corrupto de su hijo Iazid, quien en los tres años que gobernó, mató al Imam Husein, luego en el segundo invadiría a Medina y en el tercero atacaría el santuario de la Kaaba en la Meca.
En el orden económico, dispuso de los tesoros públicos a su antojo viviendo como un rey y un emperador, totalmente ajeno al ejemplo de austeridad profético y la simpleza de los primeros califas. Solía decir, A Dios pertenecen los cielos y la tierra, entonces, yo que soy su representante tengo permiso sobre lo que uso y sobre lo que no utilizo.
En el orden cultural, Muawia promovió la secta de los muryies que sostenían que la mera fe alcanzaba para ser musulmán y salvarse, sin importar los pecados que pudiesen cometerse. Con ello buscaba justificar sus abiertos pecados y los de sus seguidores. También promovió el fatalismo, sosteniendo que él gobernaba el mundo islámico porque Dios lo había permitido y por lo tanto, quien se le opusiese se oponía a Dios y se exponía con ello a su castigo.
 Mediante la prohibición de la transmisión de los dichos proféticos y la sustitución en los púlpitos de las mezquitas,  de los familiares del profeta y los compañeros sabios y piadosos por parte de personas recién convertidas pero adictas a la corte oscurecía la cultura de la época. Mediante estos mercenarios introducía una cantidad de tradiciones proféticas falsas para engrandecer a sus preferidos y denigrar a sus adversarios. Estaba prohibido a los verdaderos sabios hablar y transmitir dichos proféticos, hacer la más mínima crítica frente a los abusos de la dinastía de los Omeyas a la que pertenecía Muawia. Todo debía filtrarse por medio de su poder y control.
Por su parte, Iazid, al morirse su mono preferido ordenó observar tres días de duelo, pero al matar al nieto del profeta pretendió convertir ese asesinato en una fiesta para Damasco. La macabra pretensión fue frustrada por la presencia y palabras de algunos sobrevivientes de la familia del profeta, especialmente por el cuarto Imam, Zain al Abidin y Zainab al Kubra, la hermana del Imam Husein, la paz sea con todos ellos, que fueron paseados encadenados, escoltados por una guardia de soldados con las cabezas de los mártires en las puntas de las lanzas. Una exposición cruel y despiadada digna del salvajismo de estos enemigos del Islam que no habían incorporado nada de las sutilezas y perfecciones morales del profeta.
El ejemplo del Imam está vivo en el corazón de la resistencia islámica que hoy enfrenta con valentía y con una cuota increíble de sacrificio al enemigo sionista e imperial, haciendo una vez más valer al honor de la libertad y la dignidad frente a la opresión y la injusticia.
Hoy la resistencia inspirada en el ejemplo del señor de los mártires, el Imam Husein, la paz sea con él, ha crecido en fuerza y se ha convertido en una pesadilla para los sionistas y todo el sistema de la incredulidad mundial en contra de los pueblos en los cinco continentes. Si hasta ayer, los israelíes estaban acostumbrados a asesinar y no pagar ningún precio por ello, hoy la resistencia le está haciendo pagar caro su atropello con una lluvia de misiles que han devuelto algo de su medicina a sus verdugos. Hoy las autoridades sionistas se alarman al ver que los palestinos, el eslabón más debilitado de la férrea cadena de la resistencia islámica, les contestan con un poder de fuego mucho mayor al de unos años atrás cuando eran atacados en el 2009. Se preguntan qué les esperará en unos años más con los otros eslabones de la resistencia como el Hizbullah o el propio Irán si osan atacarlos. Los palestinos le están haciendo ver que la situación cambió, de ahora en más, los israelíes tendrán que pensarlo muy bien antes de comenzar una agresión.
Netanyahu ordenó asesinar al gran comandante palestino, Al Yabri con fines electorales, pero este crimen hará que nunca logre su propósito, no está lejos el día que sea objeto del repudio entre sus propias filas y su destino mundano sea el de los dictadores asesinos y en la otra vida, las llamas del infierno.
Obama dice -invirtiendo las culpas, para presentar a Hamas como agresor, que "ningún país pueda aceptar que le lancen misiles de afuera". Pero antes, lo que ningún país y pueblo puede aceptar es que vengan de afuera y le roben la tierra, lo torturen, lo expulsen con acciones terroristas de sus casas y los obliguen por años a vivir en carpas en los países vecinos, que los humillen y que les destruyan y roben todas sus cosas, que los obliguen a vivir en un campo de concentración bloqueados por tierra, agua y mar como es Gaza y le maten a su gente como política electoral.
Algunos preferirían una presión pacifista para frenar los crímenes sionistas, eso es lo que hacen los manifestantes en todas partes del mundo, pero, ¿cuándo los gobiernos poderosos o los sionistas escuchan estos gritos de la gente y detienen sus acciones? No obstante, nos plegamos a estos gritos, debemos llenar la tierra de ellos, hasta hacerlo ensordecedor para los agresores y arrinconar a los criminales del pueblo palestino y de todo pueblo que se levanta por sus derechos y libertad.  Lo que nadie puede hacer, es negarle el derecho humano esencial al pueblo palestino a defenderse y a rebelarse a ser reducidos a la esclavitud por el sionismo en su propia tierra. Equiparar la violencia de un pueblo que se defiende con la violencia agresiva y mil veces superior del régimen de ocupación es un despropósito, sino una mera complicidad con el agresor.
Que Dios de el triunfo a Palestina y su ansiada y merecida libertad

fuente: islammdp.blogspot.com

19.11.12

Cueando Gaza significa Iran

 Fuente:www.islammdp.blogspot.com

Por Kamel Gomez
La maquinaria terrorista de guerra israelí  muestra sus garras nuevamente. Más allá de las vagas expresiones de los medios de comunicación (guerra, escalada, conflicto, etc.), la realidad golpea a una comunidad internacional que deja, otra vez, hacer a Israel lo que quiera, cuando quiera.



La nueva masacre sionista, en un contexto regional cada día más complejo, viene acompañada de algunas necesarias reflexiones.

En primer lugar, la política interna israelí. No es la primera vez que candidatos deciden asesinar y bombardear palestinos para posicionarse mejor en una elección. Es que así funciona la "única democracia de Medio Oriente": a más muertos árabes, mejor las encuestas.

Es que el aparato sionista, desde el ejército, pasando por las escuelas, las universidades, la  prensa y hasta los rabinos fundamentalistas, han convencido a la enferma sociedad israelí de que los palestinos merecen vivir en una cárcel a cielo abierto (Gaza), o en un apartheid (Cisjordania), da lo mismo.  Quizás un sionista pueda prenderse fuego a lo bonzo, por los efectos de la economía neoliberal dentro de Israel, generando una inmensa conmoción en ese país. Pero matar niños palestinos es indiferente, o incluso, siguiendo las enseñanzas de los rabinos de turno, hasta recomendable, no sea que de grandes se vuelvan "terroristas".  Así lo enseñan: "El fin santifica los medios". Maquiavelo, pero con kipá.  

Sin embargo, la realidad ha dado un golpe duro a Israel. La resistencia palestina, dirigida por Hamas, ha logrado atemorizar a los ciudadanos de Tel Aviv y Jerusalén.  Misiles de fabricación iraní han penetrado la "cúpula de acero", cosa que el régimen sionista no tenía calculado.

Pero hay más. Obama, recorriendo Asia, pensando en China, llegó a Myanmar,  un país que viene matando a los "bárbaros" musulmanes, que no saben convivir con los "pacíficos" budistas. El mundo, ni enterado.

El reelecto presidente, parece que tiene siempre por parte de Israel alguna masacre de felicitaciones. Ya conocemos la operación "Plomo Fundido". Terminó para que Obama asuma.  La Casa Blanca, rápidamente con Gran Bretaña y Francia, apoyaron a Israel y su "derecho a defenderse". Y luego, le recordó al mentiroso de Netanyahu que su "derecho" debía ser aplicado con "contención", no sea que Egipto principalmente, y Turquía  tal vez, empezarán a "enojarse" con Washington.

En otras palabras: Israel le dice a Obama, que los aliados regionales pueden desaparecer con algunos bombazos. Y Obama sabe que la presión sionista es por Irán. Si Obama rechaza, todavía, un "ataque preventivo" (así  llaman los dueños de la libertad de expresión a la agresión terrorista que piensan hacer contra Irán), Israel quiere garantías concretas de que Irán no va acceder a una bomba atómica.
Los iraníes, por supuesto, saben bien que el conflicto de fondo es otro. Así lo informó el líder de Irán, el Ayatullah Jameneí: "el problema no es el programa nuclear, sino que Irán es una Revolución Islámica".

Israel y sus "neoconservadores" (porque si los llamamos como corresponde,  fascistas o nazis, uno es "antisemita") intentan delinear la política exterior de EE.UU. en Medio Oriente. Como su candidato republicano perdió, tratan de arrastrar a EE.UU. a la confrontación con Irán.

Más allá del poder tecnológico- militar de EE.UU. e Israel, la realidad es que el Eje de la Resistencia (Hamás, Hizbollah, Siria e Irán) siguen señalando el rumbo a la victoria. Ni las criminales sanciones económicas contra Irán, ni la guerra impuesta contra Siria, como tampoco las atrocidades cometidas contra el Líbano en el 2006 y contra Palestina en Gaza en el 2009, han logrado avances en la estrategia de modificar el tablero político, cada vez más sombrío para los intereses norteamericanos y sionistas en la región.