Extraído del libro "Autoconocimiento", de Muhammad Ali Shomalí
Traducción: Sumeia Younes
fuente: www.iccigadir.blogspot.com
En
nuestra anterior exposición llegamos a la conclusión de que los seres
humanos no son los mismos; algunos son buenos y altamente respetables
debido a sus propias decisiones y obras, y algunos son malos y peores
que los animales, también debido a sus propias decisiones y accionar. El
último tema, “el Libre Albedrío”, fue escogido para rechazar todas las
excusas expresadas por personas fracasadas que intentan endosar la
responsabilidad por completo a otros o a la sociedad, o al entorno, o a
algo semejante.
En la presente exposición intentaremos comprender aquellos factores que se relacionan con nuestra toma de decisiones o voluntad.
Podemos dividirlos en tres categorías:
a) Conocimiento.
b) Deseos e inclinaciones.
c) Poder y capacidad.
Si
algo me resulta desconocido y no poseo ninguna información en absoluto
al respecto, no podré decidirme jamás por hacerlo. Consideremos un
ejemplo simple. Supón que quieres comprar un libro. ¿Con qué clases de
conocimiento necesitas contar para hacerlo?
I) Debes conocer tus necesidades. ¿Qué clase de libro necesitas?
II) Debes conocer tus deseos y estilo de escritura favorito.
III) Debes conocer y considerar tu información en ese aspecto o ámbito. ¿Qué tanto sabes sobre el tema?
¿Hasta
qué punto puedes proseguir con el tema? Si eres un estudiante de
secundaria, no puedes hacer uso de un libro escrito por expertos en
matemáticas o física.
IV) Debes saber dónde encontrar y comprar libros.
V) Debes conocer el tenor, el estilo, el autor y el precio del libro que deseas escoger y comprar.
Si
posees completo conocimiento pero no tienes el más mínimo deseo de leer
o tener libros, no te decidirás a comprarlo. De este modo, la
importancia del segundo factor es clara. Asimismo la importancia del
poder es clara. Si sientes que no puedes hacer algo no te decidirás a
hacerlo. Todo accionar requiere algún tipo de poder. Ahora, volvamos a
nuestro propio caso.
En
el camino hacia la perfección los seres humanos están equipados con el
deseo. Todos poseen algún grado de egolatría, por lo tanto desean y se
esfuerzan por su bienestar, por un futuro mejor. No obstante, a menudo
cometen errores al decidir lo que realmente es mejor para ellos. Los
seres humanos además tienen el poder de seguir el sendero hacia la
perfección; sin embargo, son diferentes en cuanto a la cantidad de poder
espiritual, mental y físico que poseen. Por ejemplo, algunos pueden
comprender las realidades o decidir mejor qué hacer que otros. Algunos
pueden resistir ante el pecado mucho más fácilmente que otras personas.
Algunos
son muy respetables y honorables y no se ven fácilmente atraídos por
intereses materiales temporales. Algunos son muy saludables de cuerpo
por lo que realizan más ayunos voluntarios para obtener mayores
recompensas espirituales.
Todas
estas diferencias son naturales. En efecto, son exigencias necesarias
de este universo material. Pero deberíamos saber que de acuerdo al
Islam, las recompensas o castigos y su cuantía son y serán determinados
considerando el poder y capacidad del hombre. Si alguien realmente no
posee el poder de comprender o actuar de acuerdo a las normas islámicas,
está disculpado y Al·lâh será más Generoso con él. Este grupo es
muy pequeño en número. La mayoría de la gente es bastante sensata y
también suficientemente capaz para comprender y seguir el sendero recto
hacia su perfección, aunque en realidad posean diferentes cuotas de
poder y capacidad. Al·lâh, el Sabio, considera estas diferencias;
Él espera más de aquellos a quienes se les dotó con más talentos y
capacidades que otros. Por lo general uno de los principios en Su juicio
es:
« أَفْضَلُ الأَعْمالِ أَهْمَزُها »
“La mejor de las acciones es la más difícil de ellas.”
Si una persona necesita más tiempo para aprender cómo orar o para memorizar aleyas del Glorioso Corán, su recompensa será mayor y Al·lâh la ayudará más.
De
este modo, por lo general los seres humanos no tienen ninguna
dificultad en cuanto al poder y deseo o inclinación que son necesarios
en cada decisión y acción. Pero, ¿qué piensas respecto al tercer factor,
el conocimiento? La mayoría de las dificultades surgen de la falta de
conocimiento, la ignorancia. Ahora veamos qué clase de conocimiento
necesitamos en nuestro viaje hacia Su satisfacción.
Aquí hay una lista de realidades que deberíamos conocer:
I)
Debemos conocernos a nosotros mismos. ¿Cómo estamos creados? ¿Por qué?
¿Cuáles son nuestras necesidades? ¿Cuáles son nuestros reales deseos o
motivaciones? ¿Cuáles son nuestras facultades y capacidades? ¿Existen
algunas tareas o deberes para nosotros?
II)
¿Cuál es nuestra situación actual? ¿Bajo qué condiciones vivimos? ¿Cómo
es nuestra vida en este universo? ¿Es la única vida que tenemos? ¿Hay
alguna vida eterna para nosotros? ¿Qué cualidades buenas o malas
tenemos?
III) ¿Cuál es la mejor posición para nosotros? ¿Qué valores y beneficios podemos obtener? ¿Cómo es un hombre perfecto?
IV) ¿Cuáles
son los resultados de nuestras acciones? ¿Cuál es el efecto que ejerce
una particular decisión o incluso intención, sobre nuestro destino?
¿Cómo podemos transitar desde la situación actual a una preferible e
ideal?
Podemos resumir estas clases de conocimiento necesario de la siguiente manera:
- Conocimiento de nuestro origen,
- Conocimiento de nuestro presente,
- Conocimiento de nuestro porvenir,
- Conocimiento de sus interacciones.
Hay una famosa narración de Imam ‘Alî (a.s.) que está íntimamente relacionada a este tema. Dijo Imam ‘Alî:
« رَحِمَ اللهُ عَبْداً عَرِفَ مِنْ أَيْنَ وَفي أَيْنَ وَإِلى أَيْنَ »
“Que Dios tenga misericordia de un siervo que sabe de dónde viene, dónde está, y hacia dónde se dirige”.[1]
De
este modo, cada persona necesita conocer su origen, su presente, y su
porvenir. Habiendo adquirido este conocimiento puede comportarse y
encauzar su vida adecuadamente. De lo contrario no puede planear su vida
porque no habrá adquirido el conocimiento necesario para decidir sus
metas y su modo de vida. Por ejemplo, si yo no creo en el Más Allá y en
la vida eterna, mi meta puede ser algo obtenible en este mundo; o si no
creo en la relación que existe entre mi actos y mi felicidad en el Día
del Juicio, no me preocuparé por mi accionar. Si yo creyera que fui
creado por la casualidad y no por Al·lâh el Sabio, perdería tanto mi esperanza en Su ayuda y misericordia como mi confianza.
Por lo tanto hablaremos de los siguientes temas sucesivamente:
a) Nuestro origen.
b) Nuestro presente.
c) Nuestro porvenir.
d) La Meta Final.
e) Cómo alcanzar nuestra meta.
[1] Al-Asfâr al-‘Aqlîiah al-Arba‘ah, t. 8, p. 355.
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