23.11.11

MUHAMMAD EN EL ANTIGUO TESTAMENTO





1. OBSERVACIONES PRELIMINARES
Através de este capítulo y los que le seguirán me propongo demostrar que la doctrina del Islam respecto a la Divinidad y al último gran Mensajero de Dios es perfectamente cierta y conforme a las enseñanzas de la Biblia.
Dedicaré el presente capítulo a discutir el primer punto y en los siguientes intentaré mostrar que Muhammad (1) es la verdadera consumación del pacto, y que en él y solamente en él están real y literalmente cumplimentadas todas las profecías del Antiguo Testamento.
Quiero dejar en claro que los puntos de vista expuestos en este capítulo y los que seguirán son absolutamente personales, y que yo soy el único responsable de las investigaciones en las Sagradas Escrituras Hebreas, para lo cual no tomé conceptos o criterios de nadie. Sin embargo no asumo una posición autorizada en la exposición de las enseñanzas islámicas.
No tengo la más mínima intención ni deseo de lastimar los sentimientos religiosos de los amigos cristianos. Siento un profundo respeto y quiero a Jesús, Moisés y Abraham de la misma manera que a Muhammad y a todos los otros santos profetas de Dios. (2)
Mis escritos no tienen la intención de provocar una disputa amarga, y por lo tanto sin sentido, con las distintas iglesias cristianas, sino que las invito a una amena y amigable investigación de todas estas importantes cuestiones con un espíritu amplio, de amor e imparcialidad. Si los cristianos desisten de su vano intento de definir la esencia del Ser Supremo y confiesan su Absoluta Unicidad, entonces la unidad entre ellos y los musulmanes no solamente es probable sino extremadamente posible. Porque una vez que la Unidad de Dios es aceptada y reconocida, los otros puntos de diferencias entre ambas doctrinas pueden ser zanjados más fácilmente.
2. AL.LAH (DIOS) Y SUS ATRIBUTOS
Hay dos puntos fundamentales entre el Islam y los cristianos que, por consideración a la verdad y la paz del mundo merecen una investigación muy seria y profunda. Como ambas religiones afirman su origen de una, y la misma fuente, se deduce que no debería existir ningún punto importante de controversia entre ellas. Ambas grandes religiones creen en la existencia de la Divinidad y en el Pacto entre Dios y el Profeta Abraham. Sobre estos dos puntos principales debería arribarse a un acuerdo totalmente conciente y final entre los adherentes inteligentes de ambas creencias. ¿Somos pobres e ignorantesmortales que creemos y adoramos un Dios, o vamos a creer en una pluralidad de dioses y a temerles? ¿Quién de los dos, Jesús o Muhammad, es la consumación del pacto divino? Estas dos cuestiones deben ser respondidas de una vez por todas.
Sería una pérdida de tiempo refutar aquí a quienes, ignorante o maliciosamente, suponen que Al.lah en el Islam es distinto del Dios verdadero y solamente una deidad ficticia, creada por Muhammad. Si los sacerdotes y teólogos cristianos conociesen sus escrituras en el idioma hebreo original, en vez de por traducciones, de la misma manera como los musulmanes leen su Coran en árabe, verían claramente que Al.lah(3) es el mismo nombre semítico antiguo del Ser Supremo que transmitió la revelación y habló a Adán y a todos los profetas.
Dios, Al.lah, es el Único, Autoexistente, Omnisapiente y Todopoderoso. Abarca, llena, toda cosa, espacio y existencia. Es la fuente de la vida, el conocimiento y la fuerza. Al.lah es el Único Creador, Regulador y Gobernante del universo. Es absolutamente Uno. La esencia, la persona y la naturaleza de Dios está absolutamente más allá de la comprensión humana, y por lo tanto todo interno por definir Su Esencia es no solamente fútil, sino peligroso para nuestro bienestar espiritual y nuestra fe, porque ello conducirá ciertamente al error.
La rama trinitaria de la iglesia cristiana, durante unos 17 siglos, ha exprimido todos los cerebros de sus santos y filósofos para definir la Esencia y la Persona de la Divinidad. ¿Y qué han inventado? Todo lo que los Atanasios, Agustines y Aquinos han impuesto sobre los cristianos «bajo pena de la condenación eterna», creer en un Dios que es «el tercero de tres» Dios, en su Sagrado Corán, condena esta creencia con estas solemnes palabras; «No creen, en realidad, los que dicen: "Dios es el tercero de tres' (es decir: uno entre tres). No hay más dios que Dios, Uno y Único, y si no paran de decir eso un castigo doloroso alcanzará a quienes de ellos no crean.»(5:73)(4)
La razón por la cual los sabios musulmanes se han abstenido siempre de definir la Esencia de Dios es porque Su Esencia trasciende todos los atributos en los que ella podría ser definida. Dios, Al.lah, tiene muchos Nombres que, en realidad, son solamente adjetivos derivados de Su Esencia a través de sus distintas manifestaciones en el universo que solamente Él ha formado. Nosotros llamamos a Dios por medio de calificativos tales como Todopoderoso, Eterno, Omnipresente» y le adjudicamos facultades como la Omnisciencia, el Conocimiento universal, la Misericordia, etc.» como emanando de Su Esencia y perteneciendo a Él única y absolutamente. Él únicamente es el infinitamente Conocedor, Poderoso, Viviente, Santo, Magnífico, Bueno, Cariñoso, Glorioso, Terrible, Vengador porque solamente de Él emanan y fluyen las cualidades de conocimiento, poder, vida, santidad, belleza, etc. Dios no tiene ningún atributo en el sentido en que nosotros lo entendemos. Para nosotros un atributo o una propiedad es común a muchos individuos de una especie, pero lo que es de Dios es Suyo solamente, y no hay ningún otro que lo comparta con Él. Cuando decimos «Salomón fue sabio, poderoso, justo y bello», no adscribimos exclusivamente a él toda sabiduría, justicia, poder y belleza. Solamente queremos decir que fue relativamente sabio comparado con otros de su especie, y que la sabiduría también es relativamente su atributo en común con los individuos que pertenecen a su clase.
Debe admitirse también que los Atributos divinos, en tanto que efusiones, están afectados por el tiempo y poseen un comienzo u origen (temporal) (5). En consecuencia, cuando Dios dijo «Kun faiakún» (e.d.: «¡Sea!, y fue»), articuló, pronunció Su Palabra creando el tiempo y dando comienzo a la creación. Esto es lo que los sufíes (6) denominan 'aql kull, o intelecto universal, como la emanación del 'aql auual, es decir el intelecto primero. Luego el nafs kullt o alma universal, que fue la primera en escuchar y obedecer esta orden divina» emanó de la «primera alma» y transformó el universo. Por supuesto estos puntos de vista místicos de los sufíes no tienen que ser considerados como dogmas del Islam. Y si penetramos profundamente en estas doctrinas esotéricas, podemos ser conducidos involuntariamente al panteísmo, que es destructivo de la religión práctica.
Este razonamiento debería conducirnos a concluir que cada acto de Dios expone una emanación divina como Su manifestación y atributo particular, pero no es Su Esencia o Sí Mismo. Dios es Creador ponqué Él creó al comienzo de los tiempos, y siempre crea. Dios habló al comienzo de los tiempos así como habla siempre de una manera propia. Pero así como Su creación no es eterna o una persona divina, así Su Palabra no puede ser considerada eterna y una persona divina. Los cristianos fueron más lejos é hicieron del Creador un padre divino y de Su Palabra un hijo divino. Y también, porque infundió vida a Sus criaturas, fue llamado Espíritu divino, olvidando que lógicamente Él no podía ser «padre» antes de la creación, ni «hijo» después que habló o se expresó, y tampoco«Espíritu Santo» antes de que diera vida. Puedo concebir los Atributos de Dios por medio de Sus obras en manifestaciones a posteriori, pero de sus Atributos eternos y a priori no poseo ningún tipo de idea o concepción, ni me imagino ninguna inteligencia humana que sea capaz de comprender la naturaleza de un atributo eterno y su relación con la Esencia de Dios. En realidad, Dios no nos ha revelado la naturaleza de Su Esencia, ni en las Sagradas Escrituras ni en el intelecto humano.
Los Atributos de Dios no tienen que ser considerados como entidades o personalidades divinas distintas o separadas, porque entonces deberíamos tener no solamente una trinidad de personas en la Divinidad, sino vanas decenas de trinidades. Un atributo no tiene existencia hasta que emana realmente de quién lo posee. No podemos calificar al poseedor o sujeto por un atributo particular antes de que el atributo haya realmente provenido de él y sea percibido. Por consiguiente, decimos «Dios es Bueno» cuando gozamos de Su Bondad y acción cariñosa, pero no lo podemos describir –propiamente hablando– como «Dios de Bondad», porque la bondad no es Dios sino una acción y obra Suya. Es por esta razón que el Corán siempre atribuye a Al.lah denominaciones adjetivadas, como ser el Sabio, el Inteligente, el Misericordioso, etc., pero nunca lo describe como «Dios es amor, conocimiento, palabra», etc., porque «amor» es la acción del amante y no el amante mismo, así como conocimiento o palabra son las acciones de la persona que conoce o habla, pero no la persona misma.
Insisto en particular sobre este punto debido al error en que han caído quienes sostienen la eternidad y distinta personalidad de ciertos Atributos de Dios. El Verbo o la Palabra de Dios se ha considerado como una persona distinta de la Divinidad, mientras que la palabra de Dios no puede tener ningún otro sentido o significado que no sea el de una expresión de Su Conocimiento y Voluntad. También el Corán es llamado «La Palabra de Dios», y algunos de los primeros musulmanes, estudiosos de la ley, afirmaron que era eterno e increado. La misma denominación se le da también a Jesús en el Corán, «kalímatun minhu», es decir, «una palabra de Él (Dios)» (3:45). Pero sería irreligioso afirmar que la Palabra o Logos de Dios es una persona distinta y que asumió la carne y encarnó en forma de un hombre de Nazaret, o en la forma de un libro, llamando al primero «el Cristo» y al segundo «El Corán».
Resumiendo este tema, declaro con insistencia que la Palabra o cualquier Atributo imaginable de Dios, no solamente no es una entidad divina, distinta sino que tampoco podría tener ninguna existencia real –in actu– anterior al comienzo del momento de la creación.
El primer versículo con que comienza el Evangelio de San Juan fue refutado a menudo por los primeros escritores unitaristas del cristianismo primitivo, quienes expresaron o tradujeron su verdadera lectura de la siguiente manera: «Al comienzo fue la Palabra; y la Palabra era con Dios; y la Palabra era de Dios».
Debe advertirse que la forma griega del caso genitivo «Theo», es decir, «de Dios» (7), fue corrompida en «Theos», es decir «Dios», ¡en la forma nominativa del nombre! También debe observarse que la oración «En el comienzo fue la Palabra» indica expresamente el origen de la palabra, la cual no fue antes del comienzo. Porque la «Palabra de Dios» no significa una sustancia distinta y separada, contemporánea y coexistente con el Todopoderoso, sino una expresión y proclamación de Su Conocimiento y Voluntad cuando Él expresó la palabra «Kun», es decir, «Sea». Cuando Dios dijo «Kun» (¡Sea!) por primera vez, los mundos pasaron a ser. Cuando Él dijo «Kun» el Corán fue creado y escrito sobre la «Lauh» o «Tabla»(8). Y cuando Él pronunció la palabra «Sea», Jesús fue creado en el vientre de la bendita Virgen María, y así siguiendo. Toda vez que Él desea crear algo, su orden «¡Sea!» es suficiente.(9)
La fórmula cristiana «En el nombre del Padre» del Hijo y del Espíritu Santo», ¡ni siquiera menciona el nombre de Dios! ¡Y éste es el Dios cristiano! La fórmula nestoriana y jacobita, que consiste en diez sílabas exactamente como la fórmula musulmana «Bismi-l-láhi-r-rahmáni-r-rahím», se traduce así: «Bshim Abha, wo-bhra ou-Ruha d-Qudsha», la cual tiene el mismo significado que el de todas las fórmulas cristianas. La fórmula coránica» por otra parte, que expresa el fundamento de la verdad islámica, contrasta grandemente con la fórmula trinitaria: «Bismi-l-láhi-r-rahmáni-r-rahím», es decir: «En el Nombre de Dios, el Más Misericordioso, el Misericordiosísimo»,
La trinidad cristiana –en tanto admite una pluralidad de personas en la Divinidad, atribuyendo propiedades particulares a cada persona y haciendo uso de nombres familiares similares a los de la mitología pagana–, no puede ser aceptada como una concepción auténtica de Dios. Al.lah no es ni el hijo de un padre ni el padre de un hijo. No tiene madre ni se hizo a Sí Mismo. La creencia en «Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo» es una flagrante negación de la Unidad divina, y una atrevida profesión de fe en tres seres imperfectos que, unidos o separadamente, no pueden ser el Dios verdadero.
Las matemáticas, como ciencia positiva, nos enseñan que una unidad no es ni más ni menos que 1. Y nunca es igual a 1 más 1 más 1. En otras palabras, uno no puede ser igual a tres porque uno es un tercio de tres. De la misma manera, uno no es igual a tres. Y viceversa, tres no es igual a uno ni puede un tercio ser igual a la unidad. La unidad es la base de todos los números y una norma para la medida y peso de todas las dimensiones, distancias, cantidades y tiempo. En realidad todos los números son sumas de la unidad 1. Diez es una suma de igual número de unidades del mismo tipo.
Quienes sostienen la unidad de Dios en la trinidad de personas nos dicen que «cada persona es Dios Omnipotente, Omnipresente y Perfecto, empero no ser tres dioses omnipotentes, omnipresentes y perfectos, sino solamente... un Dios!!» Si no hay sofisma alguno en el razonamiento anterior, presentemos nuevamente este «misterio» del dogma de las iglesias por medio de una ecuación: 1 Dios = 1 Dios + 1 Dios + 1 Dios. Entonces 1 Dios = 3 Dioses.
En primer lugar un dios no puede ser igual a tres dioses, sino solamente a uno de ellos. En segundo lugar, desde el momento que admiten que cada persona es Dios al igual que sus dos asociados, su conclusión de que 1 más 1 más 1 es igual a 1 no es matemática, sino un absurdo.
Cuando se intenta probar que tres unidades iguales equivalen a uno o se es demasiado arrogante, o sino se es demasiado cobarde para admitir que tres unidades sólo equivalen a tres unidades. En el primer caso, no se puede justificar una solución errónea de un problema por medio de un procedimiento falso. Y en el segundo caso no se tiene el coraje suficiente para confesar la creencia en tres dioses.
Además, todos nosotros –cristianos y musulmanes– creemos que Dios es Omnipresente, que el llena, abarca todo espacio y partícula. ¿Es concebible que las tres personas de la Divinidad, al mismo tiempo y separadamente abarquen, ocupen todo el universo. o sólo lo hacen de una por vez? Responder a este justo interrogante diciendo «la Divinidad lo hace», no es en absoluto una respuesta, porque la Divinidad no es Dios, sino la manifestación de la existencia de Dios, y por lo tanto una cualidad.
La Divinidad es la cualidad del Dios Uno;no es susceptible de pluralidades ni disminución. No hay varias cabezas divinas, sino una sola Divinidad, que es el Atributo de Dios Uno.
Luego se nos dice que cada persona de la trinidad tiene algunos atributos particulares que no son propios de las otras dos. Y estos atributos indican –de acuerdo con el razonamiento y lenguaje humanos– prioridad y posteridad entre ellos. El Padre siempre ocupa el primer rango y es anterior al Hijo. El Espíritu Santo no solamente es posterior en tanto tercero en el orden, sino que incluso es inferior a los dos de quienes proviene. ¿No se consideraría un pecado de herejía que fuesen recitados inversamente los nombres de las tres personas? La señal de la cruz efectuada sobre el cuerpo o los elementos de la eucaristía, ¿no sería considerada impía y blasfema por las iglesias si la fórmula fuese invertida así: «En el nombre del Espíritu Santo, del Hijo y del Padre»? Pero, si fueran realmente iguales, y absolutamente coeternos, este orden no necesitaría ser observado tan escrupulosamente.
El hecho es que los papas y los concilios generales han condenado siempre la doctrina sabeliana que sostenía que Dios es uno pero que Él se automanifestó como el Padre o como el Hijo o como el Espíritu Santo, siendo siempre una y la misma persona. Por supuesto, la religión del Islam no respalda o sanciona los puntos de vista sabelianos. Dios manifestó Su «Yamal» o Perfección en Jesús, Su «Yalál» o Gloria y Majestad en Muhammad y Su Sabiduría en Salomón, y así siguiendo en muchos otros objetos de la Naturaleza, pero ninguno de esos profetas es más Dios que el vasto océano o los cielos majestuosos.
La verdad es que no hay ninguna precisión matemática, ninguna igualdad absoluta entre las tres personas de la trinidad. Si el Padre fuese en cualquier sentido igual al Hijo, o al Espíritu Santo, como la unidad 1 es positivamente igual a otra cifra 1, entonces sería solamente una la persona de Dios y no tres, porque una unidad no es ni un fragmento, ni fracción ni múltiplo de sí mismo. La misma diferencia y relación que se admite que existe entre las personas de la trinidad no deja lugar a dudas de que no son iguales, ni que puedan ser identificadas entre sí como iguales. El Padre engendra y no es engendrado, el Hijo es engendrado y no es Padre, el Espíritu Santo es la sucesión de las otras dos personas. La primer persona es descripta como creadora y destructora, la segunda como salvadora y redentora, y la tercera como dadora de vida. En consecuencia, ninguna de las tres es solamente el Creador, el Redentor y el Dador de vida. Después se nos dice que la segunda persona es la Palabra de la primera persona, que se vuelve hombre y es sacrificado en la cruz para satisfacer la justicia de su padre, y que su encarnación y resurrección son operadas y consumadas por la tercera persona.
Como conclusión debo advertir a los cristianos que, a menos que crean en la absoluta Unidad de Dios y renuncien a la creencia en las tres personas, no hay duda que no son creyentes en el Dios verdadero. Estrictamente hablando, los cristianos son politeístas, con la sola excepción de que los dioses de los paganos son falsos e imaginarios, mientras que los tres dioses del dogma tienen un carácter distinto, de los cuales el Padre –como otro epíteto para el Creador– es el Dios Uno verdadero el hijo es solamente un Profeta y siervo de Dios, y la tercera persona uno de los innumerables espíritus santos (10) al servicio de Dios Todopoderoso.
En el Antiguo Testamento Dios es llamado Padre debido a Su Condición de Creador y Protector bondadoso, pero como las iglesias abusaron de este nombre, el Corán se ha refrenado con justicia de usarlo.
El Antiguo Testamento y el Corán condenan la doctrina de las tres personas en Dios. El Nuevo Testamento no lo sostiene o defiende expresamente, pero incluso sí contiene alusiones e indicios respecto a la Trinidad, no es una autoridad para nada, porque no fue dicho ni escrito por el propio Jesús, ni está expresado en el lenguaje que él habló, ni existió en su presente forma y contenido, por lo menos durante los dos primeros siglos después suyo.
Se podría agregar a favor de lo dicho que en oriente los cristianos unitaristas combatieron y protestaron siempre contra los trinitarios, ycuando vieron la total destrucción de la «Cuarta bestia» por el gran Mensajero de Al.lah (Muhammad), lo aceptaron y siguieron. El mal, que habló a través de la serpiente a Eva, pronunció blasfemias contra el Más Alto por medio de la boca del «pequeño cuerno» que surgió entre los «diez cuernos» en la cabeza de la «cuarta bestia» (Daniel, VIII), no era otro más que Constantino el Grande quien, oficial y violentamente, proclamó el credo de Nicea. Pero Muhammad ha destruido a «Iblis» o demonio de la tierra prometida para siempre, estableciendo el Islam allí como la religión del Único Dios verdadero.
[1] «Muhammad» (pronunciado con la h aspirada como en inglés) es mal pronunciado en español como «Mahoma». El lector puede encontrar una historia completa de su vida en la obra Luz de la Eternidad, de Ya'far Subhani, Ediciones Mezquita At-Tauhid. (Nota del Editor en español)
[2] «Di: 'Creemos en Al.lah (Dios) y en lo que se nos ha revelado, en lo que se ha revelado a Abraham, Ismael, Isaac, Jacob y las tribus, en lo que Moisés, Jesús y los profetas han recibido de su Señor. No hacemos distingos entre ninguno de ellos y nos sometemos a El«» (Corán, 3:84)
[3] El autor utiliza casi invariablemente la palabra «Al.lah» para designar a Dios en el texto, lo cual hemos respetado. Señalemos que el nombre «Al.lah» designa a la Divinidad en lengua árabe no habiendo otra palabra para hacerlo. Así, tanto los musulmanes como los cristianos y judíos árabes, en el pasado como en el presente, utilizan el nombre «Al.lah» para designar al Dios Único. Aclararnos esto porque no faltan aún hoy día quienes piensan que «Al.lah» es un Dios propio del Islam, lo cual sería lo mismo que decir que porque los ingleses dicen «God» se refieran a otro Dios. Sin embargo la preferencia de utilizar en cualquier lengua el nombre árabe original está fundamentada en firmes argumentos. «Al.lah» es la forma con artículo de «lláh», «divino», asi «Al.lah» sería «Lo Divino» o «El Dios», Único. E «lláh» es la misma raíz en árabe que la raíz «Eloh» del Antiguo Testamento hebreo, que en su forma plural mayestática «Elohim» se encuentra tantas veces en la Biblia para designa; a Dios. La palabra «El» en hebreo-ara meo (Dios), análogamente ligada a la misma raíz, es usada en muchos nombres compuestos (ej.: Gabriel, Miguel, Daniel, etc.). En arameo, lengua semítica emparentada con el árabe, Dios también se dice «Al.laha». En suma «Allah». es la palabra que se utilizó siempre en las lenguas sagradas en que se manifestó la Revelación para designar al Ser Supremo, y muy probablemente, por ejemplo, es la palabra que utilizó Jesús (P), que hablaba en su época el arameo de Palestina, y esto se confirma con algunos pasajes que han sobrevivido en arameo dentro de las traducciones griegas, como aquel en que el crucificado dice: «Eli, Eli, lima shabaktani»; «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me abandonaste?» –Al.lah– es entonces el Nombre que Dios prefirió para designarse a Sí Mismo, y es también el nombre perdido por los israelitas que es recuperado con la Revelación del Sagrado Corán y el Islam. (Nota del Editor en español)
[4] Para las citas coránicas se indicará siempre un primer número indicando la surah o capítulo, seguido de dos puntos y el número del/los versículos. Por ejemplo 5:73, es sura 5 versículo 73. En el caso de las citas de la Biblia se indicará de la misma forma pero expresando el Libro al cual se refiere empleando las abreviaturas en uso para las referencias bíblicas. (Nota del Editor en español)
[5] Es difícil resumir aquí todo lo que los sabios del Islam han deducido del Sagrado Corán y la Tradición profética sobra la Ciencia del Tauhid, es decir la Ciencia de la Unidad Divina, de la cual el tema de los Atributos y Nombres Divinos es un capítulo fundamental. La referencia a «emanaciones» y «efusiones» que utiliza el autor, quizá como una concesión al conocimiento de las doctrinas neoplatónicas insertadas en el cristianismo, no responde precisamente a lo que los sabios del Islam han formulado sobre el tema. Algunos sabios en la metafísica islámica han hablado del «Faid» el «desborde», como algo (muy poco) que se vuelca de un recipiente lleno, y eso sería toda la creación, una nada respecto de la Realidad e Infinitud divina. El Imam Alí (P) dijo: «Los atributos son distintos del atribuido», es decir: los calificativos son agregados al calificado con ellos y son distintos de él, y agregó otro de los Imames: «Todo lo que puedas imaginar de Él (Dios), no es Él», y dice el Sagrado Corán: « (Dios es) el que no hay nada como Él». En suma, los Atributos divinos son una manifestación de Dios a nivel humano y de la creación, porque el hombre los reconoce en sí mismo, pero su completitud y totalidad en Al.lah escapan a la posibilidad de comprensión humana, pues lo finito no puede contener lo Infinito, ni ningún ejemplo de lo creado. Este es el sentido de «temporalidad» de los Atributos a que se refiere el autor, (Nota delEditor en español)
[6] Los sufíes son los místicos del Islam que se han caracterizado por su dedicación a la metafísica y !a realización del Conocimiento de la Divinidad, el principal conocimiento, así como a la purificación del alma de las bajezas del ego. (Nota del Editor en español)
[7] Respecto al Logos (Verbo), después del siglo II surgió una terrible controversia entre los «Padres» de la Iglesia, especialmente en oriente, la que continuó hasta que los unitaristas cristianos fueron totalmente aniquilados y su literatura destruida. Desgraciadamente hoy día es difícil encontrar algún fragmento de los Evangelios y «Comentarios» como así también de los escritos de controversia usados o redactados por los unitaristas, excepto lo que fue citado de ellos en las obras de sus oponentes, como las del erudito patriarca griego Fotrus y otros anteriores a él.
Entre los «padres» de los cristianos orientales, uno de los más distinguidos es San Efraín el Sirio. Este es el autor de muchos trabajos, principalmente de un comentario sobre la Biblia que se publicó tanto en siríaco como en latín, y cuya última edición he leído atentamente en Roma. También tiene homilías, disertaciones llamadas «madrashi» y «contra herética» etc. También tenemos a un conocido escritor sirio llamado Bar Disan –escrito generalmente Bardisanes– que estuvo muy de moda a finales de! siglo II y principios del III. De lo escrito por Bar Disan en siríaco no queda nada, excepto lo que Efraín, Jacob de Nesibin y otros nestorianos y jacobitas han citado con el objeto de refutarlo, y lo que la mayoría de los padres griegos emplearon en su idioma. Bar Disan sostenía que Jesús era la sede del templo de la Palabra de Dios, pero que tanto Jesús como la Palabra eran creados. San Efraín, combatiendo la «herejía» de Bar Disan dice: (siríaco)
«Wai lakh O, dovya at Bar Disan
Dagreit l'Milta eithrov d'Allaha
Baram kthabha la kthabh d'akh hakhan
Illa d'Miltha eithov Allaha».
(árabe)
Wailu 'l-laka ya anta-s-Safil Bar Disan
Li-anna fara'aita kana l-kalamu li-lláh
Lakinna 'l-kiábu ma kataba kadha
Illa 'l-kalámu kan-Al.lah
(español)
«¡Guay de tí, o miserable Bar Disan!
porque tú leíste «la Palabra era de Dios»,
Pero el Libro (Evangelio) no decía eso,
sino que «La Palabra era Dios»,
Casi en todas las controversias sobre el Logos, los unitaristas son estigmatizados con la herejía de negar su personalidad sempiterna y divina mediante la corrupción del Evangelio de San Juan, etc. Estas imputaciones fueron a su vez retribuidas a los trinitaristas por los verdaderos cristianos unitaristas. Así, de la literatura patrística, uno puede deducir que los trinitarios siempre fueron reprochados por haber alterado las Escrituras.
[8] Se refiera al Sagrado Corán: «Sí, pero es un Corán glorioso, en una Tabla (lauh) resguardada» (85:21-22). (Nota del Editor en español)
[9] Por eso Al.lah compara en el Sagrado Corán el caso de Jesús con el de Adán: «Por cierto que el ejemplo de Jesús para Dios es como el ejemplo de Adán, a quien creó de tierra y luego le dijo «¡Sé!» y fue» (3:59). (Nota del Editor en español)
[10] El Espíritu Santo es en el Islam el Ángel Gabriel, el que transmite la Revelación divina, y la Orden divina creadora en el cosmos. Cfr. Sagrado Corán: 2:87 y 253 (Espíritu Santo); 4:171 (Un espíritu de nosotros…); 26:193 (El Espíritu Fiel que desciende con la Revelación al corazón del Profeta). (Nota de! Editor en español)

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