12.4.12

Medina: Las Raíces de Karbalá [Por la ocasión del Martirio de Su Eminencia Fátima az-Zahrá (s.a.)


Sin duda ´Ashura es una tragedia como ninguna otra tragedia. Pero la realidad de esta tragedia no se limita al año 61 de la hégira. Lo terrible que le hicieron a la Casa del Profeta (La paz sea con él y su Descendencia) no fue tan solo un acto de la dinastía Omeya. La injusticia que tuvo lugar en Karbalá, fue el árbol completamente crecido de las malas semillas plantadas hace 50 años en Medina.
Jalil Sahurie

Medina: Las Raíces de Karbalá [Por la ocasión del Martirio de Su  Eminencia Fátima az-Zahrá (s.a.)]
La sagrada sangre del Imam Hussein (P), su familia y sus compañeros (que la paz sea con todos ellos) se derramó en las planicies de Karbalá el 10 de Muharram. Sus cuerpos mutilados yacían en la arena con las cabezas ensartadas en las lanzas. Las mujeres, los niños y el gravemente enfermo Imam Sayyad (P) habían sido llevados cautivos.

Sin duda ´Ashura es una tragedia como ninguna otra tragedia. Pero la realidad de esta tragedia no se limita al año 61 de la hégira. Lo terrible que le hicieron a la Casa del Profeta (La paz sea con él y su Descendencia) no fue tan solo un acto de la dinastía Omeya. La injusticia  que tuvo lugar en Karbalá, fue el árbol completamente crecido de las malas semillas plantadas hace 50 años en Medina.
 
La tragedia de Medina 
Fue justo después de que el Profeta fuese martirizado. Mientras aún estaba sin enterrar, algunas de las personas de Medina ya se apresuraban a elegir al próximo gobernante de Saqifa. Imam Ali (P) y algunos de los compañeros cercanos del Profeta se quedaron lejos de todo eso.
Los acontecimientos que pronto se desarrollaron se convirtieron en una tragedia en sí mismos. Y esta tragedia fue el camino que allanó el camino a los enemigos de Ahlul Bait (P) para cometer esos atroces actos del 10 de Muharram. 
Las mujeres…los niños…¿Y qué?
Hemos oído decir después del martirio del Imam Hussein (P) y de sus compañeros.  Que Omar ibn Sa’ad y Shimr  golpeaban a las mujeres y niños con látigos. Luego ataron a las mujeres y niños indefensos y los llevaron a la ciudad.
 
Uno se pregunta cómo puede suceder tal injusticia. Pero, cómo nos puede sorprender cuando la hija del Profeta, poco después de la muerte de su padre, fue golpeada con látigos en sus brazos hasta quedar ennegrecidos. Sus ojos se tornaron rojos. Y los pendientes de sus orejas se rompieron producto de la fuerza con la que fue golpeada? (Bayt al-Ahzan)  
Esta era la hija del Profeta, y es así como ella fue tratada en Medina. Y sucedió justo en frente de sus hijos pequeños. Los atacantes también quemaron la puerta de la casa de la Señora Fátima, la misma puerta que el Profeta golpeaba para obtener permiso para entrar.
 
En Karbalá, no había puertas, sino tiendas de campaña. Pero al igual que en Medina,  el fuego quemó la casa de la familia de Profeta. De hecho, en Medina, nos enteramos de que la misma respuesta fue dada por el hombre cuando se le advirtió sobre la casa que estaba amenazando con quemar. “¿Y Qué?” 
 
Las flechas desgarradoras 
Los mounstros que lucharon contra el Imam Hussein en Karbalá no tuvieron piedad alguna. No respetaron ni a la familia del Profeta. Sin embargo, una cosa es hacer caso omiso a la voz de la justicia y a la voz de Dios encarnado en el Imam Hussein, pero una cosa completamente distinta es en realidad atacar de hecho y asesinarlo, mientras que decían pertenecer a la misma religión. Uno podría preguntarse: ¿qué tipo de audacia es esa?  
La respuesta se encuentra en los gritos de Fátima. No mucho tiempo después del martirio de su padre, que ella fue aplastada entre la puerta y la pared de su casa. Su vientre fue atravesado por un clavo. Una costilla rota. Sufrió un aborto involuntario. Fue golpeada, herida, lesionada, y dejada sangrando por los enemigos de Dios. 
Si la hija del Profeta, fue tratada de manera cruel por ciertos compañeros hipócritas del Profeta, no es ninguna sorpresa que aquellos llamados musulmanes en Karbalá lanzaran flechas y lanzas contra el nieto del Profeta.
 
Ningún niño perdonado 
Uno de los momentos más desgarradores en Karbalá fue el martirio de Ali al-Asgar , de tan sólo seis meses de edad. Él era un bebé, cuyo único “delito” fue ser el hijo del Imam Hussein. Sin embargo, el ejército de Yazid no lo perdonò e incluso lo sacrificó. 
Uno se encuentra en estado de shock ante esta inquietante imagen. Hoy en día, las organizaciones de derechos humanos destacan la defensa de todas las personas, especialmente de niños y bebés. Incluso si el bebé está todavía en el vientre de su madre, que su derecho a la vida sea respetado.  
Pero Medina es un recuerdo de sí mismo. El ataque a Fatima az-Zahra no solamente dañó su cuerpo, sino que la llevó a un aborto involuntario. 
Esto por sí sólo muestra la crueldad de los atacantes. No sólo no tuvieron en cuenta el hecho de que ella era la hija del Profeta y una mujer, sino que además pasaron por alto el hecho de que ella estaba embarazada. A pesar de eso se le atacó igual. 
Atacar a una madre y a un bebé por nacer fue sólo el comienzo, y los Omeyas siguieron con este terrible legado de matar niños pequeños de la casa del Profeta. 
Tal vez la madre de Ali al-Asgar encontró consuelo en Muhsin (la paz sea con él), que fue martirizado, incluso antes de venir a este mundo. Sí, el feroz acto de masacrar niños inocentes no comenzó en Karbalá. Ya lo vimos hace 50 años antes en Medina. 
 Las Raíces del hecho… 
La Gente de la Casa del Profeta (Ahlul Bait -P-) sufrió una tragedia tras otra, y sus seguidores siguen siendo oprimidos hasta el día de hoy. Sin embargo, el Imam Hassan (P) resumió el punto esencial de los hechos cuando dijo: “Ningún día es como tu día, ¡Oh Aba ´Abdillah!” 
Pero a medida que se conmemora la tragedia de Karbalá, recordemos que la tragedia de Su Eminencia Fatima Az-Zahra, sentó las bases para la masacre de los Omeyas en Karbalá. Fue también el argumento de los opresores que han seguido matando y torturando a Ahlul Bait (P) y a sus seguidores hasta nuestros días.

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