SEVILLA, España. (ABNA) — Ibn ‘Abbas narra que en cierta ocasión el Profeta Muhammad (PBd) dijo:
“Yo soy una ciudad de sabiduría y ‘Ali la puerta de ésta. Aquél que ande en busca de conocimiento lo encontrará en ‘Ali” |
Mikail Alvarez Ruiz
Agencia de Noticias de Ahlul Bait (ABNA)
— Esta no es más que una de las múltiples ocasiones en las que el
Profeta se refirió a este hombre, del cual en los próximos días
conmemoraremos un aniversario más de su nacimiento, de una manera como
jamás se refirió a ningún otro. No es más que una de las múltiples
ocasiones a lo largo de su vida, en las que el Profeta (PBd) destacó las
virtudes de Imam ‘Ali (P), como jamás destacó las de ningún otro.
No
es más que una de tantas, pero por sí misma debería bastar a los
musulmanes para entender claramente cual era el camino trazado por el
Profeta (PBd) para la ummah. Para la ummah sí, no para ninguna parte en
especial de la misma, sino para toda la ummah.
Desgraciadamente
los acontecimientos que se produjeron tras la muerte del Profeta (PBd) y
el ascenso al poder sobre los musulmanes, pocos años después de este
fallecimiento, de los mismos quraishitas ahora travestidos de musulmanes
que tanto habían luchado contra el Profeta Muhammad (PBd) y su Mensaje,
separaron a la ummah del conocimiento de esta figura del Islam como lo
es Imam ‘Ali (P).
Desgraciadamente los decenios
de gobiernos omeyas con sus maldiciones y sus mentiras, ocultaron la
realidad y ciertamente consiguieron que sólo una parte de la ummah
pudiera resistir el velo de la injuria y la infamia.
Pero
de todo esto han pasado ya muchos siglos, incluso algún milenio, y la
verdadera figura de Imam ‘Ali (P) sigue sin ser conocida por la mayoría
de la ummah. No se trata de un ranquin de popularidad, el problema es
mucho más profundo, se trata de poder alcanzar o no la puerta que nos
abrió el Profeta Muhammad (PBd). Se trata de poder entrar directamente
en su ciudad, o de toparnos con sus muros, o de intentar atajos que no
conducen a ningún sitio.
Imam ‘Ali (P) es un patrimonio que pertenece a todos los musulmanes y a todos ellos está abierta su puerta, y responsabilidad de todos es intentar alcanzarla.
Imam ‘Ali (P) es un patrimonio que pertenece a todos los musulmanes y a todos ellos está abierta su puerta, y responsabilidad de todos es intentar alcanzarla.
Imam
‘Ali (P) no es simplemente el primer hombre que aceptó el Islam, ni
aquél que desde niño se crio junto al Profeta (PBd) y junto a él
permaneció hasta la muerte de este; ni únicamente el hombre se casara
con la hija del Muhammad (PBd), la honorable Fatima Az Zahra (P); ni
aquél que luchó como ningún otro en Badr, Uhud, Jandaq, Jaibar o en
cualquiera otra de las batallas en las que se requirió su servicio para
la causa del Islam. Todo esto es cierto y en ello no tuvo parangón
alguno con nadie, pero Imam ‘Ali (P) es mucho más que esto.
Imam
‘Ali (P) es aquel de entre la ummah de Muhammad (PBd) que encarnó las
más elevadas virtudes de la moral, las cuales pueden observarse en la
gran cantidad de anécdotas sobre su vida que los narradores nos han
transmitido.
Imam ‘Ali (P) se caracterizó por su
tolerancia, por el absorto control de su ira y sus pasiones, por no caer
en la venganza contra quien le hubiera agredido personalmente, sabiendo
ante cualquier mala actitud hacia él responderla siempre con
indulgencia y benevolencia.
Igualmente Imam ‘Ali
(P) destacaba por su humildad, pero frente a los pobres y los oprimidos,
no frente a los poderosos y soberbios. Cuando un musulmán humilde se
sintió abrumado porque Imam ‘Ali (P) lo tratase como un igual, este le
dijo: “Por cierto que Dios verá que soy tu hermano, que no me diferencio
de ti, ni me considero mejor que tú, y de esa manera me incrementará en
posición en el Paraíso”.
Imam ‘Ali (P) rechazaba
los halagos y la adulación, y a quién hacía esto le decía: “Estoy por
debajo de lo que dices, pero por encima de lo que piensas realmente”.
Igualmente era contrario a la jactancia en cuanto a los antepasados, los
hijos, la posición económica o cualquier otro motivo de superioridad
que no se relacionase con la virtud.
Dijo el
Profeta Muhammad (PBd): “‘Ali está siempre con la verdad y la verdad
está siempre con ‘Ali. No se separarán uno del otro hasta el Día del
Juicio”.
La verdad, el compromiso con la verdad,
es un exponente de la moralidad de cualquier persona y en esto
igualmente Imam ‘Ali (P) sobresalía por encima de los demás. No sólo era
franco y decía siempre la verdad, sino que tampoco se prestaba a los
dobles mensajes, ni a la traición, ni a la hipocresía, ni se dejaba
seducir por las tentaciones del poder y el gobierno. Decía Imam ‘Ali
(P): “No traiciona quien sabe como es el retorno al Mas Allá. Llegamos a
una época en la que la mayoría de la gente adopta el engaño como
instrumento de ingenio, y los ignorantes les atribuyen poseer gran
destreza”.
Imam ‘Ali (P) anteponía a cualquiera
antes de a sí mismo y se sacrificaba por los demás sin importarle la
posición de humildad social que estos pudieran tener, incluso a su
propio sirviente le dijo: “Tú eres joven y estás en la flor de la vida, y
yo me avergonzaría ante mi Señor si me prefiriera a mí mismo por encima
de ti”. Es más, se sentía más identificado con los pobres y
desfavorecidos con quienes compartía la dureza de una vida de
privaciones. Hasta en su vestimenta y su alimentación Imam ‘Ali (P) se
asemejaba a los más humildes de la comunidad, incluso en los tiempos en
que fue Califa y tenía todo el poder y todos los recursos del Estado
Islámico en sus manos, de manera que al morir no dejó ninguna herencia
en oro o plata. Dijo Imam ‘Ali (P) a este respecto: “¿Acaso me
contentaré porque se refieran a mi diciendo ‘¡Ahí está Amir al
Mu’minin!’, pero no comparta con ellos las vicisitudes de la época, o no
sea un ejemplo para ellos en su dura forma de vida?”. Y también: “Por
Dios que no he acumulado de este mundo metal precioso alguno, ni he
atesorado nada de riquezas, ni me he preocupado ni por un andrajo de mi
ropa, ni he hecho posesión de un palmo de su tierra, ni tomado de mismo
sino en la medida del sustento diario de una burra estéril”.
Por
su generosidad Imam ‘Ali (P) sobresalía igualmente entre la gente de su
tiempo. Consideraba que los bienes materiales no tenían más valor que
el de saciar la necesidad el hambriento y el desheredado. Muchas son las
narraciones de escenas que nos han llegado en las que Imam ‘Ali (P)
muestra esta generosidad hasta el extremo. Al propósito dijo el poeta
Ash Sha’bi: “’Ali fue el más generoso entre la gente. Tenia la virtud
moral que era amada por Dios, Glorificado sea, que era la libertad y la
generosidad. Nunca le dijo no a un mendigo”.
Imam
‘Ali (P) también es el símbolo de la justicia, lo que le acarreó no
pocos problemas en su vida provenientes de aquellos que vieron peligrar o
cercenar sus injustos privilegios. Imam ‘Ali (P) durante sus días de
gobierno impuso nuevamente el trato igualitario entre los miembros de la
comunidad, al igual que hacía el Profeta Muhammad (PBd). Ante el
reparto económico terminó con los privilegios de clanes; ante la ley y
ante los derechos, prominentes y débiles eran tratados por igual.
Durante su gobierno todos los ciudadanos del estado Islámico eran
considerados de la misma manera, sin importar su origen o posición, e
incluso sin importar que fueran cristianos o judíos, todos estaban
amparados por la misma justicia que instauró el Profeta Muhammad (PBd)
en Medina, ejemplo bajo el cual Imam ‘Ali (P) gobernó hasta el último de
sus días.
Imam ‘Ali (P) fue el más cercano al
Profeta Muhammad (PBd), el más sabio, el de mayor coraje en el combate,
el más temeroso, el más abnegado de todos los compañeros del Mensajero
de Allah (PBd), el único de quien el Profeta (PBd) dijo: “Tú eres mi
hermano, en este mundo y en el otro”, y todo esto no pudo ser soportado
por los mismos que durante años se opusieron al Profeta Muhammad (PBd),
quienes veían en Imam ‘Ali (P) un reflejo demasiado cercano al Mensajero
al cual había que combatir igualmente.
Pero los
derrotados en esta lucha, los verdaderos perdedores de esta lucha, no
fueron ni Imam ‘Ali (P) ni quienes se habían mantenido junto a él. La
derrotada fue la ummah, a quien se privó durante siglos de la guía
certera establecida por Muhammad (PBd), la guía, la puerta que el
Profeta designo como entrada a su conocimiento.
En
una época en la que el acceso a la información es fácil, en la que no
hay gobernante ni tirano que pueda impedir este acceso para quienes
buscan conocer, es momento de que la ummah escuche nuevamente las
palabras del Profeta (PBd) y recupere un patrimonio que es suyo, por más
que algunos se han esforzado, y aún lo hacen, en mantenerla alejada del
mismo.
“Yo soy una ciudad de sabiduría y ‘Ali la puerta de ésta. Aquél que ande en busca de conocimiento lo encontrará en ‘Ali”
“Quien
aprecie llevar una existencia semejante a la de los profetas, morir en
forma similar a la de los mártires y habitar en los jardines que Ha
sembrado el Misericordioso, debe mantener una amistad con ‘Ali...”
“¡Dios
mío! ¡Ama a los que sean sus amigos, y Sé enemigo de aquellos que son
sus enemigos! ¡Ayuda a quien lo ayude y castiga a quien se le
oponga...!”.
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