25.7.12

Mes de Ramadan

 

Jutbah Sha‘banîiah:

El Shaij Sadûq narró con una cadena de transmisión confiable, del Imam Ar-Ridâ (P), y éste de sus padres (P), quienes narraron de Amîr Al-Mu’minin ‘Alî (P), que dijo: “Cierto día el Enviado de Dios (BP) disertó para nosotros diciendo:
“¡Oh gente! Por cierto que ha venido hacia vosotros el Mes de Dios con bendiciones, misericordia y perdón. Éste es un Mes que ante Dios es el mejor de los meses, sus días los mejores días, y sus horas las mejores de las horas. Es un Mes en el que fuisteis convocados a la invitación de Dios y en él os habéis vuelto de entre la gente que ha sido objeto de la Generosidad de Dios. Vuestra respiración en él es glorificación; vuestro sueño en él es adoración; vuestras acciones en él son aceptadas y vuestras súplicas en él, respondidas. Así pues, requerid de vuestro Señor, con correctas intenciones y con corazones puros (de pecados), que os otorgue en él el éxito de ayunar y de recitar Su Libro (el Corán).
¡Desgraciado es aquel que se ve privado del perdón de Dios en este Mes Majestuoso!
Recordad, por medio de vuestra hambre y sed en este Mes, la sed y hambre del Día de la Resurrección. Dad limosna a vuestros pobres e indigentes; respetad a vuestros mayores y tened misericordia de vuestros niños; fortaleced los lazos con vuestros parientes; retened vuestras lenguas (de aquello que no se debe decir), cerrad los ojos ante aquello que no es lícito para vosotros mirar y alejad vuestros oídos de aquello que no es lícito para vosotros escuchar; y sed benevolentes con los huérfanos de la gente para que sean benevolentes con vuestros huérfanos (una vez que hayáis partido).
Volveos a Él arrepentidos de vuestros pecados, y elevad hacia Él vuestras manos en súplica en los momentos de vuestras oraciones, puesto que los mismos conforman las mejores horas, en las que Dios, Majestuoso e Imponente, dirige Su mirada con misericordia a Sus siervos, les responde cada vez que le imploran reservadamente, comparece ante ellos cada vez que le invocan, y les responde afirmativamente cada vez que le suplican.
¡Oh gente! Ciertamente que vuestras almas dependen de vuestras acciones, así pues, mantenedlas indemnes requiriendo el perdón de Dios. Vuestras espaldas se encuentran cargadas de vuestros pecados, entonces, aligeradles la carga por medio de prolongar vuestras prosternaciones. Y sabed que Dios, Glorificada sea Su mención, ha jurado por Su Grandeza que no castigará a los orantes y a los que se prosternen en este Mes, y que no los atemorizará con el Fuego el Día que comparezca la gente ante el Señor del Universo.
¡Oh gente! Quien de vosotros dé de desayunar a un ayunante creyente en este Mes, por ello tendrá ante Dios la recompensa de liberar a un esclavo y el perdón de los pecados que haya cometido”.
Luego, algunos de los Compañeros dijeron: “¡Oh Enviado de Dios! No todos podemos hacer ello”. El Profeta (BP) respondió:
“Alejad de vosotros el Fuego aunque fuera por medio de (dar al ayunante) la mitad de un dátil, o un sorbo de agua, que por cierto que Dios otorgará esta recompensa a aquel que hiciera ello, si es que no pudiera (ofrecer) más.
¡Oh gente! Todo aquel que mejore su carácter en este Mes, tendrá la venia sobre el Sirât (el Puente hacia el Paraíso) el Día en que los pies tropiecen. Quien en este Mes aligere las tareas de su siervo o sierva, Dios le aligerará en el Día de la Resurrección su cómputo; y quien contenga su mal, Dios Altísimo contendrá de él Su Ira el Día de Su encuentro.

 Quien honre en este Mes a un huérfano, Dios le honrará el Día de Su encuentro. Quien en este Mes fortalezca los vínculos con los parientes, Dios fortalecerá Sus vínculos con él, con misericordia, el Día de Su encuentro; y todo aquel que en este Mes corte sus vínculos de parentesco, Dios cortará Su Misericordia de él el Día de la Resurrección. Todo aquel que realice un rezo meritorio en este Mes, Dios escribirá para él la exención del Fuego, y todo aquel que realice un rezo obligatorio en este Mes, Dios le otorgará la recompensa de 70 oraciones obligatorias realizadas en otros meses. Todo aquel que en este mes me dirija muchas bendiciones (salawât), Dios hará que pese la balanza de sus (buenas) acciones el Día en que se encontrarán livianas las balanzas de las acciones. Y aquel que recite una sola aleya del Corán en este Mes, tendrá la recompensa de alguien que haya leído todo el Corán en otros meses.
¡Oh gente! Por cierto que durante este Mes las puertas del Paraíso están abiertas, requerid pues a vuestro Señor que no las cierre ante vosotros. Y en este Mes las puertas del Infierno se encuentran cerradas, entonces, requerid a vuestro Señor que no las abra ante vosotros; y los satanaces en este Mes se encuentran encadenados, entonces pues, rogad a Dios que no los haga dominar sobre vosotros…”

Importancia y mérito del ayuno:

El Mes de Ramadán es el Mes de Al·lah, Señor de los Mundos, y es el más Noble de los meses. Un Mes en el que se abren las puertas del Cielo, las de los Paraísos, y las de la Misericordia, y en el que se cierran las puertas del Infierno. En este Mes hay una noche en la cual la adoración a Dios es mejor que adorarle en mil meses. Entonces pues, pon atención a tu alma en él, y observa cómo pasas en él tu noche y día, y cómo preservas tus órganos y miembros de la desobediencia a tu Señor. ¡Pobre de ti! Que seas en tu noche de entre los durmientes, y en tu día de entre los negligentes del recuerdo de tu Señor, puesto que (encontramos) en el Hadîz, que Al·lah -Majestuoso e Imponente- libera al final de cada uno de los días del Mes de Ramadán, al momento del Iftâr, a miles y miles de personas del Fuego. Y, cuando es la noche o el día del Viernes, Al·lah libera del Fuego, en cada hora, miles y miles de personas a quienes les correspondía el castigo, y libera en la última noche y día del Mes, en la medida de los que liberó en todo el Mes. Así pues, ¡pobre de ti, oh querido! que finalice el Mes de Ramadán y permanezca aun en ti algún pecado. Y ¡pobre de ti! que te vuelvas de entre los pecadores que son privados del pedido de perdón y la súplica. Así, se narró del Imam As-Sâdiq –que la paz sea con él- que: “Quien no es perdonado en el Mes de Ramadán no es perdonado hasta el año siguiente, a menos que se haga presente en (la planicie de) ‘Arafah (en la peregrinación)”.
Preserva tu persona de aquello que Al·lah prohibió y de desayunar con algo ilícito para ti. Y actúa según lo que aconsejó nuestro señor As-Sâdiq –que las bendiciones y paz de Al·lah sean sobre él-al decir: “Cuando estés ayunando, entonces que ayunen tus oídos, tu vista, tu cabello, tu piel y todos tus miembros, o sea, (que ayunen o se abstengan) de las cosas prohibidas, e incluso también de las cosas desaconsejables (o makrûh)”. Y dijo –la paz sea con él-: “Que tu día de ayuno no sea igual que el día en que no ayunas”. Y dijo (P):
“Ciertamente que el ayuno no es (abstenerse) solamente de la comida y la bebida, entonces pues, cuando ayunéis, proteged vuestras lenguas de la mentira, y bajad vuestras miradas ante aquello que Al·lah prohibió. No disputéis entre vosotros, no os envidiéis, no hagáis maledicencia unos de otros, no riñáis, no juréis (en falso, ni tampoco verdaderamente), no os agraviéis, no os insultéis, no os oprimáis, no os injuriéis, no os fastidiéis entre vosotros, y no seáis negligentes del recuerdo de Al·lah, ni del Salât.
Imponeos el silencio, la paciencia y la veracidad, y apartaos de la gente del mal. Absteneos de las palabras falsas y de la mentira, de calumniar, de ser hostiles, de suponer mal, de la maledicencia y de la calumnia. Y consideraos prontos a partir hacia la Otra Vida, de entre los que esperan (para vuestros días) la manifestación del Qâ’im (P) de la familia de Muhammad –las bendiciones y la paz sean con él y su purificada descendencia-, y de entre los que esperan lo que Al·lah os ha prometido, hallándoos aprovisionados para encontrar a Al·lah.
Y debéis comportaros con la calma, solemnidad, humildad, sumisión y mansedumbre de los siervos temerosos de su amo, mientras os encontráis temerosos (del castigo de Al·lah) y esperanzados (de Su misericordia).
¡Oh tú, ayunante! Que tu corazón se haya purificado de los defectos, que tu pensamiento se haya depurado de lo pérfido, y que tu cuerpo se haya limpiado de las suciedades. Que tú te hayas desentendido por Al·lah de otro que Él; que Le hayas tornado sincero tu reconocimiento de la potestad divina (wilâiah); que hayas sofocado aquello que Al·lah te prohibió, tanto en privado como públicamente, y que hayas temido a Al·lah como debe ser temido tanto en tu privacidad como al encontrarte en público. Que hayas otorgado tu alma a Dios en los días de tu ayuno; que hayas vaciado tu corazón para dejarlo en exclusiva para Él, y para Él hayas erigido tu alma en aquello que te ordenó y hacia lo cual te exhortó.
Si es que hiciste todo eso, entonces habrás ayunado para Dios en la real concepción del ayuno, llevando a cabo por Él lo que te ordenó; y todo aquello que te falte de lo que te expliqué, entonces en esa misma medida habrá disminuido (la valía) de tu ayuno.
Ciertamente que mi padre (la paz sea con él) dijo: “El Mensajero de Dios –las bendiciones y la paz sean sobre él y su purificada familia- escuchó a una mujer insultar a su esclava, en tanto que estaba ayunando. Entonces el Enviado de Dios (BP) pidió comida y le dijo (a la mujer): “¡Come!”. A lo que ella dijo: “¡Yo estoy ayunando, oh Mensajero de Dios (BP)!”. Entonces dijo (BP): “¿Cómo es que estás ayunando siendo que has insultado a tu esclava? Por cierto que el ayuno no es (abstenerse) de la comida y la bebida, sino que Allah dispuso ello como un velo para otros asuntos fuera de esas dos cosas, de entre las inmoralidades de la acción y la palabra. ¡Qué pocos ayunantes y qué tanta es el hambre!”.

Y dijo Amîr Al-Mu’minîn ‘Alî (P): “¡Cuánto ayunante hay que no obtiene de su ayuno más que sed (y hambre), y cuántos que se erigen (en oración) y que no obtienen de ello excepto cansancio. ¡Bien por el sueño de los listos! (que es mejor que la vigilia y adoración de los necios) y por el desayuno de los mismos! (que es mejor que el ayuno de los necios)”.
Se transmitió de Ÿâbir Ibn Iazîd, de Al-Bâqir (P), quien dijo: “Dijo el Mensajero de Dios (BP) a Ÿâbir Ibn ‘Abdil·lah: “¡Oh Ÿâbir! Éste es el Mes de Ramadán. Quien ayune en su día, se ponga de pie (en adoración) parte de su noche, preserve su estómago y partes pudendas, y resguarde su lengua, por cierto que habrá salido de los pecados, tal como sale del mes”. Dijo Ÿâbir: “¡Oh Mensajero de Dios (BP)! ¡Qué hermoso hadîz!”. Y dijo el Enviado de Dios (BP): “¡Pero qué difíciles condiciones!”.
Lectura del Sagrado Corán:
Debes saber que la mejor de las acciones en las noches y días del mes de Ramadán es la recitación del Sagrado Corán, por lo que es adecuado recitarlo lo más posible en este Mes, que es el mes en que fue descendido el Corán.
Es narrado en los hadices que cada cosa tiene su primavera y que la primavera del Corán es el Mes de Ramadán.
Es meritorio en este Mes completar la lectura del Corán aunque sea una vez.
E1 Sagrado Corán se reveló en Lailat-ul Qadr, la Noche del Designio. “Corán” significa “la gran recitación”, “la lectura por excelencia”, “el compendio o síntesis”, fuera del cual el resto de las lecturas pueden ser complementarias o vanas, pero nunca verdaderas lecturas.
El Corán dice de sí mismo que «guía hacia lo que es más recto»(17: 9).
Además, «en él hay ejemplos de todas las cosas» (17: 89), es decir que contiene todos los conocimientos y los elementos necesarios para que el hombre pueda vivir adecuadamente. Así, una de las tareas más importantes en este Mes es la lectura del Sagrado Corán.
El Ayuno consiste en no consumir absolutamente nada desde el alba hasta el ocaso y en dar el Zakât (contribución obligatoria) al finalizar el Mes de Ramadán. Pero el acto intermedio entre estas dos ofrendas es la recitación y estudio del Corán, así como lo realizaban durante todo el Mes el Profeta (BP) y los Imames (P).

En resumen, el ayuno islámico es una práctica indudablemente extraordinaria por todos los beneficios que depara al hombre en los diversos aspectos de su vida. No en vano el Profeta (BP) expresó:
“¡Oh gente! Por cierto que ha venido hacia vosotros el Mes de Dios con bendiciones, misericordia y perdón. Éste es un Mes que ante Dios es el mejor de los meses, sus días los mejores días, y sus horas las mejores de las horas.”
Objetivos:
El Mes del Ramadán debe servir para purificarnos tanto física como mental y espiritualmente. Durante su transcurso estaremos buscando la verdad en nosotros mismos, la Luz de Al·lah, separándonos de nuestros actos automáticos y de nuestros hábitos o impulsos.
Lo más querido por Dios de su siervo es el amor que éste le profese. Y en el Mes de Ramadán lo que más ama es el esfuerzo de purificación de su cuerpo y alma, la superación de los estados negativos, inferiores y malignos del ser humano. La purificación de los estados malignos del alma nos permite superar los vicios, como olvidar a Al·lah -que es la principal falta que podemos cometer-, la soberbia, la codicia, la avaricia, la envidia, la rebeldía a Dios, los malos pensamientos, la ambición desmedida, los deseos inmoderados, el odio, la violencia etc.. Todos estos vicios son enfrentados durante el ayuno para ser vencidos.

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