Se puede definir al mu’min o al musulmán como aquél que vive con los demás sin traicionarlos, sin usurpar sus bienes y sin dañarlos en su dignidad
Ayatullah Muhammad Husein Fadlallah
Pregunta - La evolución de la situación exige, de tiempo en tiempo, que se redefinan ciertos conceptos y ciertas cosas con el objetivo de precisar los límites y las fronteras y de no alejarse de los principios islámicos. ¿Nos puede decir qué es ser mu’min?.
Respuesta - El Imam al Baqer (P) transmitió que Rasulullah (PBd) dijo al definir al mu’min que es “aquél en el cual los mu’minín pueden confiar y confiarle sus bienes”. Así, aquél que no tenga esta cualidad está desprovisto de Iman, porque esta cuestión de confianza y de fidelidad es fundamental. Hay un hadiz del Rasul (PBd) que dice: “Aquél que no tenga sinceridad no tiene Iman, aquél que no respeta su compromiso no tiene taqwa y el salat de aquel que no cumple -como se debe- el yulus y la sayda no es aceptado”. “¿Queréis que os diga qué es ser musulmán?. El musulmán es aquél a quien los demás musulmanes no tienen que temer la agresividad de sus palabras y de sus actos”. El verdadero inmigrante no es aquél que recorre las distancias, “sino aquél que renuncia a las malas acciones y que repudia el haram. Es haram para un mu’min tratar injustamente a otro mu’min, traicionarlo, denigrarlo en su ausencia o darle con la mano”, de modo que se le trate de manera brutal, ya que su deber es ser compasivo con él.
Por esto, se puede definir al mu’min o al musulmán como aquél que vive con los demás sin traicionarlos, sin usurpar sus bienes y sin dañarlos en su dignidad. No perjudica a nadie ni con la palabra ni con el gesto. La inmigración halal no es la del cuerpo que se desplaza en el espacio, sino la que se hace con la acción. Consiste en abandonar las malas acciones para dirigirse hacia las buenas acciones. La inmigración es el abandono del mal para instalarse en el bien. Los que inmigraron con el Profeta (PBd) son aquellos que abandonaron los valores del Kufr para buscar los del Iman. Ellos lo hicieron para afirmar los valores del Iman en su nueva vida y para desembarazarse de los valores del Kufr que acarreaban en su vida anterior.
Es en este sentido que hay que detenerse en el hadiz transmitido del Imam as Sadeq (P) en el que se habla de las cualidades de los Shiítas como tienen que ser, pues siguiendo la vía islámica original, hallamos que el Shiísmo no está separado del Islam. Antes al contrario, es el Islam en toda su moralidad y el sentido pleno de responsabilidad que una persona puede tener con los demás. Sobre esto, un hombre fue a encontrar al Imam al Baqer (P) y le dijo: “en mi país hay muchos Shiítas”. El Imam (P) le preguntó: “¿Los ricos tratan a los pobres con compasión en tu país?, ¿los que hacen el bien perdonan a los que actúan mal en tu país?. ¿Y la gente de tu país se trata con igualdad y justicia?”. “No”, respondió el hombre. Entonces el Imam (P) le dijo: “Esos no son Shiítas; los Shiítas son los que se comportan como te acabo de decir”. El Shiíta es aquel que sigue la vía de la moralidad islámica en la cuestión social, es decir, el que trata a los pobres con compasión, el que perdona al malhechor y el que trata a sus hermanos con igualdad y justicia. Si no lo hace, se devía de la vía del Islam y, en consecuencia, de la vía del Shiísmo. En otro hadiz, un transmisor de nombre Jaizama dijo:
“Entré en la casa de Abu Ya’far (Imam Baqer) para despedirme de él (P) y me dijo: “¡Oh Jaizama!. Saluda a todos aquellos que veas de nuestros partidarios y recomiéndales (la recomendación se dirige a todos nosotros) de temer a Allahu Ta’ala y diles que, de los que entre ellos sean ricos, tienen que compartir con los pobres, y los fuertes con los débiles, y los vivos tienen que asistir a los funerales de los muertos. Diles también que deben visitarse unos a otros, pues cada uno de sus encuentros constituye un reforzamiento de nuestra causa (su causa es, como hemos dicho, el Islam entero: sus doctrinas, sus leyes, sus valores y su moral). Que Allah tenga Rahmah con quien refuerce nuestra causa. Diles que no serán nuestros partidarios más que por la taqwa”.
Porque ser su partidario no es un sentimiento: ser partidario de Allah (swt) es obedecerle, ser partidario del Profeta (PBd) es seguirle y ser partidario de su Ahlul Bait (P) es adoptar su método de obedecer a Allah y amarle en todas las condiciones.
El Imam al Baqer (P) también dijo: “Los que más van a sufrir el Día del Juicio son aquellos que recomiendan la justicia y practican otra cosa que la justicia”. Porque cuando os comprometéis a ser sus partidarios, o sea, a seguir la vía de Allah y de Su Rasul (PBd) y cuando os aliáis con nosotros que representamos el Imamato, que es la expresión fi el del Islam, significa que debéis hablar a la gente de la justicia que representa el Imamato y del derecho que defiende. Si hacéis de otra manera, estaréis entre aquellos que se arrepentirán más el Día del Juicio porque habíais hablado de la justicia y sois los primeros en haberla traicionado. Los que actúen respetando los contenidos de aquello que dicen, entrarán en el Paraíso, mientras que vosotros, los que predicáis la justicia, entraréis al fuego porque no habéis actuado de acuerdo con vuestra enseñanza. Esta es la vía seguida por los Aimma (P) y toda la cuestión es de saber si nosotros seguimos esta vía.
Nosotros somos, según su opinión, prisioneros de nuestro sectarismo, ya sea en los principios o en los objetivos. La lógica sectaria conduce, como ha dicho, a la podredumbre de uno mismo, lo que claramente significa que el problema está en el interior de cada uno más que ser producto de los factores exteriores. ¿Qué piensa acerca de ello?
— No subestimo la presión de los factores exteriores. Pero digo que la solución comienza con el saneamiento de uno mismo y la revisión de nuestra concepción del mundo a la luz de la enseñanza coránica, de la enseñanza de la escuela del Profeta (PBd) y de los miembros de su Familia (P). Esto nos permitirá que salgan nuestras ideas y nuestros sentimientos de la estrecha cárcel del sectarismo. Solamente a partir de esta condición nos será posible iniciar un auténtico cambio de la realidad.
Únicamente viendo las cosas de esta manera nos será posible comprender los magníficos cambios aportados por Rasulullah (PBd) y por los Imames de su Familia (P), así como el advenimiento prometido del Imam al Mahdi (P) que llenará la tierra de justicia y equidad. El Imam al Mahdi (P) introducirá un cambio cualitativo en la marcha de la humanidad, porque su razón será la razón del mundo, su corazón estará abierto a todo el mundo, porque su movimiento no se limitará a un rincón racial, regional o nacional. Su movimiento será para la humanidad entera, porque Allah es el Señor de los Mundos, su Mensajero se ha enviado a todo el mundo y el Imam es el Imam que liberará la vida de todo el mundo. Cuándo leéis “Señor de los Mundos”, debéis saber que Allah engloba a toda la humanidad con Su Rahma, con Su Perdón, con Su Generosidad y con Sus Dones. Tenéis que comprender el hadiz del Rasul (PBd): “Revestíos con las bellas cualidades de Allah”.
Que nuestra Rahmah sea para la humanidad toda entera. Que nuestro pensamiento se dirija hacia los dolores de todos los seres humanos. Si cada uno llega a ampliar sus horizontes, será más capaz de resolver los problemas de su pequeño mundo. Esto es así porque, en nuestros días, los problemas de un pueblo no se pueden resolver más que en el marco de la solución a los problemas del hombre. Los problemas actualmente están estrechamente ligados unos con otros y el mundo se ha transformado en una única aldea. Así que si se quiere ser musulmán a la manera del Profeta (PBd), es necesario recordar la aleya coránica que dice «Nos te hemos enviado únicamente para que seas una Rahmah para las criaturas», y la que dice «Nos te hemos enviado a la totalidad de las criaturas únicamente como portador de la buena noticia y como advertidor». Quien quiera serlo debe ser un hombre de dimensión mundial, un hombre que piensa en la medida de sus posibilidades en el sentido de una islamización del mundo por la sabiduría, por el buen ejemplo, por la discusión constructiva y por el hecho de ordenar el bien, prohibir el mal y ejercer el yihad respetando las condiciones del ambiente.
El campo de acción está abierto para todo el mundo. Todo debe moverse como el aire libre y como los rayos del sol. No os encerréis en el interior de vuestras casas. No aprisionéis vuestros corazones en los odios, porque Allah nos ha dado un sol que ilumina nuestra tierra. Este sol es Rasulullah (Pbd) y su luz es el Islam. Tenemos que seguir este sol espiritual para extraer de él calor y luz. Tenemos que respirar el aire puro del Mensaje para que podamos ser los partidarios de la gran marcha cuyas etapas están esbozadas en el Du’a al Infi tah, en el que repetimos:
“¡Señor! Te imploramos que nos permitas construir un Estado noble que procure la gloria al Islam y a los musulmanes y el rechazo al nifaq de los munafiqin, un Estado en el que estemos entre aquellos que llaman a obedecerte, que dirigen a los demás hacia Tus Vías -preparándose, cada uno, a ser un guía potencial y que ganan el honor de este mundo y del otro”.
Fuente:webislam.com
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