Traducido por AbdulKarim Orobio
يَآ أَيُّهَا الَّذِينَ ءَامَنُوا إن جَآءَكُمْ فَاسِقٌ بِنَبَإٍ فَتَبَيَّنُوا أَن تُصِيبُوا قَوْماً
بِجَهَالَةٍ فَتُصْبِحُوا عَلَى مَا فَعَلْتُمْ نَادِمِينَ
Propagar
rumores y mentir acerca de otros es uno de los pecados más grandes que
pueden acaecerse dentro de una sociedad y algunas veces puede poner en
peligro la vida de los demás. Este acto puede tener como resultado la
destrucción del honor y la dignidad de una persona y como tal paralizar
el desarrollo de la vida de un individuo dentro de la sociedad. ¿Cuántas
veces información que no tiene bases ni fundamentos en lo absoluto han
encendido llamas de guerra entre dos pueblos teniendo como efecto
perdidas y daños para ambos partes?.
Para evitar
tan gran injusticia, el Islam ha ordenado a los musulmanes que no
presten atención a ni una sola frase o parte de una noticia o
información sin confirmar que llegue a ellos y no aceptar nada de lo que
les he comunicado. Además, los musulmanes únicamente deben aceptar las
noticias de aquellas personas que poseen bondad en su interior y que
temen a Dios (Glorificado y Exaltado sea). Son las noticias de aquellos
que poseen valores y adjetivos morales, justicia, confianza en su
discurso y hay validez en lo que dicen, lo cual evitaría que una persona
hiciera falsas acusaciones, mintiera y propagara noticias e
informaciones infundadas e inventadas.
En algunos
temas importantes relacionados con la religión y la sociedad en la cual
el honor y el respecto de una persona o un grupo de personas está en
riesgo, se nos ha ordenado no tener en cuenta la palabra de una sola
persona “justa” y veraz, solo hasta cuando otras tres personas que
también sean justas y teman a Dios corroboren la declaración de la
primera persona, solo hasta entonces es permitido aceptar la declaración
hecha por ellas. De esa forma, debemos asegurarnos de que sus
declaraciones concuerden y coincidan exactamente unas con otras en todos
los aspectos. En otros temas, se nos ha ordenado asegurarnos que
aquellos que proveen la información sean un mínimo de dos personas ´Adil
(justas-desde el punto de vista de la definición Islámica).
Para
demostrar que las palabras de una persona son reales en un tema en
particular (para proteger y salvaguardar el honor de una persona o un
grupo de individuos y prevenir que se generen cualquier tipo de
resultados negativos), además de las dos condiciones mencionadas
anteriormente (la rectitud de la persona que da el testimonio y el
numero de testigos que deben estar presentes cuando dan testimonio en un
tema social de mucha sensibilidad como lo es el adulterio o el robo) la
religión del Islam también establece dos condiciones con las que debe
cumplir la persona que hace de testigo. Si no se cumple con estas
condiciones entonces el testimonio de la persona no tendrá la más mínima
validez e importancia. Algunas de esas condiciones son:
1.
El testigo debe poseer una excelente visibilidad y una memoria
poderosa, de tal forma que no añada ni omita algo acerca de lo cual
quiere atestiguar.
2. Aquellas cosas que uno puede
diferenciar por medio de los sentidos deben ser atestiguadas por medio
de uno de ellos. Por lo tanto no es permitido basar el testimonio de uno
en un estimado, un supuesto o una presunción y según las palabras del
Imam (la paz sea con él):
“Aquello acerca de lo
cual se te pide que declares debe ser tan claro como el sol, evidente y
claro, de lo contrario no tienes el derecho a propagar ningún rumor”.
3.
Una persona que sin ninguna base o fundamento declara sobre un tema sin
demora o vacilación (sin primero confirmar la información) debe ser
flagelado y también debe ser presentado ante la gente como un
calumniador, es decir alguien que da un falso testimonio para que la
próxima vez no se acepte lo que él diga.[1]
Estas
condiciones son prueba de que la religión del Islam—cuando específica
los prerrequisitos para poder aceptar una información—lo que hace es
luchar para evitar que la sociedad Islámica caiga en los peligros que
surgen por propagar rumores y de las fuerzas demoniacas que crean
mentiras. Por lo tanto, la religión enfáticamente le ha ordenado a sus
seguidores que tengan fe verdadera en que deben revisar cuidadosamente y
estudiar de igual manera cualquier noticia que les llegue a sus oídos
de parte de personas que son pecadores sin vergüenza (que pecan en
público) o de personas en las que exista la posibilidad de inventar
información o de mentir acerca de algún tema. Esto se hace para que los
creyentes inconscientemente no acepten una información falsa y que tenga
como consecuencia daño e injuria para otra persona.
Los mentirosos en la época del Profeta Muhammad (P).
En
tiempos del Profeta del Islam (P), Walid ibn ´Aqabah Abi Mu´it, que
pertenecía a una de las ramas del árbol corrupto de los Bani Omeya—se le
dio la responsabilidad de dirigirse a la tribu de Bani al-Mustalaq con
el fin de recolectar el impuesto islámico (zakat) y llevarlo a Medina.
Cuando la gente de esa tribu se enteró que se aproximaba el
representante del Profeta, todos se apresuraron a recibirlo y a darle la
bienvenida en su pueblo. Sin embargo, debido a que anteriormente había
existido una enemistad entre Walid y esta tribu (antes de la llegada del
Islam) este pensó que la tribu se acercaba para asesinarlo sin primero
ir y encontrarse con aquellos que estaban a cargo de darle la bienvenida
en el pueblo, Walid se devolvió desde el punto al cual había llegado y
se dirigió hacia la ciudad de Medina. Se dispuso a narrarle al Profeta
(P) que la tribu de Bani al-Mustalaq había rechazado las enseñanzas del
Islam y que no tenían voluntad de pagar el impuesto islámico y aún mas,
¡que tenían la intención de asesinarlo! No hay necesidad de decir que
tan peligroso e incorrecta es una información de este tipo y hasta qué
punto dicha información puede llegar a generar daño y perjuicio a gente
inocente.
Los musulmanes de Medina llegaron a un
punto en el cual debían decidir qué hacer con esta tribu (Bani
al-Mustalaq). Entre tanto les fue informado a los Jefes de esta tribu lo
que había sucedido y ellos se apresuraron a visitar al Profeta (P) y le
dijeron: “Nos refugiamos en ti de la ira de Al-lah y de Su Profeta”.
El
Profeta de Dios que se encontraba muy decepcionado les dijo,
“Retráctense de lo que han hecho y regresen a las enseñanzas del Islam.
Si no lo hacen enviaremos a alguien a que los corrija, esa persona es mi
vida y mi alma”, en ese momento el Profeta colocó su mano sobre el
hombro de Ali ibn Abi Talib (S).
El Santo Profeta
no se detuvo ahí, sino que en secreto despachó una persona hacia la
tribu de Bani al-Mustalaq para que observara la conducta religiosa de
este pueblo. Fue por medio de esta persona que el Profeta comprendió que
la información que había traído Walid era una vil mentira ya que esta
gente al momento de la oración se imbuía en su adoración y estaban
dispuestos a pagar voluntariamente sus impuestos islámicos.[2]
¿Quién era Walid?
Walid
era el hijo de ´Aqabah ibn Abi Mu´it y como se sabe ´Aqabah era uno de
los más acérrimos enemigos del Profeta (P). También fue uno de los
cuatro que siempre solían irritar y molestar al Profeta (P).[3]
´Aqabah
también fue aquel que no sentía vergüenza al arrojar basura en frente
de la puerta del Profeta y cada vez que se encontraba cara a cara con el
Profeta, usaba las palabras más obscenas en su presencia. Además, cada
vez que veía al Profeta prosternarse trataba de lastimarlo
violentamente. Su enemistad con el Profeta alcanzó tal nivel que el
Profeta dijo: “Si alguna vez te veo en los alrededores del Haram, te
castigaré por todo lo que me has hecho”.
Áqabah
fue asesinado en la Batalla de Badr, después de haber sido capturado, la
cual fue la primera guerra librada en contra de los musulmanes por
parte de los politeístas.
Walid era una de las
ramas de este árbol maldito (Los Bani Omeya) y no distaba mucho de la
maldad de su propio tallo (su padre). Según lo que indica las aleyas del
Corán era un pecador y una persona impura quien debido a la animosidad y
el odio del pasado que tenía en contra de la tribu de Bani al-Mustalaq o
debido a su imprudencia, quería derramar la sangre de los musulmanes.
No únicamente se refiere a él el Corán como un pecador descarado en este
versículo, sino que en otros versículos también se refiere a él con
este mismo adjetivo, como se ha mencionado.
“Acaso el creyente es como el corrupto, no son iguales”.
Un
gran grupo de exegetas del Corán por no decir todos han escrito que “el
significado de un verdadero creyente en este versículo es Ali ibn Abi
Talib (S) y el significado de un corrupto es Walid.”[4] Este versículo
fue revelado en un momento en el cual la manifestación de la fe
verdadera y la manifestación de la falsedad, es decir Ali ibn Abi Talib y
Walid respectivamente hablaban de si mismos. Walid con arrogancia
hablaba de su familia y se jactaba frente Ali, sin embargo Ali ibn Abi
Talib consideraba como su orgullo y honor a su fe y creencia en el Islam
y fue así como le dijo a Walid, “Tranquilízate, eres un hombre en cuyo
corazón aún no ha entrado la fe verdadera…” fue en este momento en el
cual se reveló el versículo anterior acerca de estas dos
personalidades.[5]
La maldad y enemistad que Walid
guardaba dentro de si no se detenían ahí. Fue durante la sucesión de
Uzman ibn al-Affan que el liderazgo islámico calló presa de inclusive
más divisiones y guerras ya que Walid era el hermanastro del Califa de
esa época, fue designado como el gobernador de Kufah. Durante aquellos
días, únicamente aquellas personas que pertenecían a la familia del
Califa eran designadas a los mejores puestos dentro del gobierno.
El
día en el que Walid entró a la ciudad de Kufah, ´Abdullah ibn Mas´ud
era la cabeza del tesoro público. Walid tomó un préstamo monetario
exorbitante de parte de Ibn Mas´ud equivalente aproximadamente a 300.000
dinares, aunque antes de él, los anteriores gobernadores de Kufah
solían tomar préstamos del tesoro público y pagarlos después. A pesar de
que el tesorero le enfatizó sobre la importancia de devolver este
dinero al tesoro público, Walid escribió una carta al califa de la
época, el cual era su hermanastro y le pidió que le hiciera saber al
tesorero que debía pasar por alto el dinero que él había tomado.
El
califa estando bajo la influencia del amor hacia su hermano le escribió
un carta a ´Abdullah ibn Mas´ud y le dijo, “Tu eres mi tesorero, no
interferiré con Walid”.
El tesorero resultó ser un
verdadero seguidor del Mensajero de Dios y una persona correcta, se
decepcionó demasiado del proceder del califa y le escribió
respondiéndole así: “Siempre he asumido ser el tesorero de las arcas
públicas de los musulmanes, ahora me queda claro que soy el tesorero del
Califa. No tengo necesidad de dicho cargo y a partir de hoy,
oficialmente presento mi renuncia.”
Después en un
discurso acalorado Ibn Mas´ud le informó a toda la gente de Kufah acerca
de lo que había sucedido entre él y el Califa.[6]
Walid Realizo cuatro rakats (ciclos de oración) en un salaat (oración) del fayr.
Además
de ser el líder de la región, el Gobernador también tenía la
responsabilidad de ser el Imam de la Oración en comunidad en la mezquita
central. Una noche, Walid ingirió demasiado alcohol y estando
embriagado se dirigió a la Mezquita para realizar la oración del Fayr y
en lugar del zikr del ruku´y el suyyud, dijo lo siguiente:
“(O, aquel que me ama) bébanme (el alcohol) y sáciense ustedes mismo conmigo”.
Además,
recitó el siguiente poema en voz alta lo cual demostraba la pasión
ardiente y la lujuria que sentía por una mujer llamada Rubab:
“El corazón es atraído hacia Rubab, después de que bebe (alcohol) y está embriagado”.
Después
de finalizar la oración se dirigió hacia la gente y les dijo, “Si
quieren podemos añadir unos ciclos mas a los que ya hemos realizado”.
El
estado en el que se encontraba y el exceso de alcohol que había bebido,
perdió el control de las funciones de su cuerpo y ensució la mezquita,
el mihrab[7] y el mimbar[8] vomitando por todas partes.
Cuando
sucedió esto, Abu Zainab y Yundub ibn Zahir Azdi que se encontraban en
la oración, quitaron el anillo del dedo de Walid, cosa que no pudo
percibir (puesto que estaba embriagado), este anillo era usado para
sellar las cartas oficiales y los libros relacionados con el gobierno.
Abdullah ibn Mas´ud junto a otras cuatro personas nobles fueron hacia
medina para encontrarse con el líder y el Califa de la época con el
anillo del Gobernador (Walid) y se quejaron ante él (acerca del
comportamiento de Walid).
Le informaron al Califa
de lo que había sucedió, sin embargo Uzman no aceptó sus declaraciones y
rechazó su testimonio y además los amonestó por lo que hacían.
Estas
personas luego fueron a ver a Aisha bint Abu Bakr que estaba
involucrada en asuntos políticos de Medina y le informaron del
comportamiento del Gobernador de Kufah y le dijeron de la amonestación
que les había hecho el Califa Uzman. Aisha habló frente a la gente y
dijo: “Uzman ha dejado de aplicar los castigos ordenados por dios y
también ha amenazado a estas personas que han llegado a él para
atestiguar acerca de los crímenes cometidos por su Gobernador”, sin
embargo este acto en si no resolvió el problema.
Este
grupo de musulmanes luego se dirigió a Amir al-Mu’minin Ali ibn Abi
Talib y se quejaron ante él de lo que había sucedido. Ali ibn Abi Talib
se reunió con Uzman y le dijo: “¿Por qué has dejado de aplicar los
castigos ordenados por Dios y al contrario has amenazado a estas
personas que han sido testigos de una transgresión? ¿Has olvidado la
recomendación que te dio Umar cuando dijo, “!no dejes que los Bani Omeya
y los hijos de Abi Mu´it gobiernen sobre el pueblo! O Uzman, te
corresponde destituir a esta persona de la gobernación de Kufah y no
debes designarlo para ninguna otra posición religiosa. Necesitas
investigar bien el testimonio de estas personas. Si son personas de fe
entonces llama a Walid para que venga desde Kufah y aplícale el castigo
que Dios ha designado para los bebedores de vino.
Las
presiones de la gente común llegó hasta tal punto que Uzman se vio
forzado a convocar al gobernador de Kufah y después de investigar bien
finalmente decidió imponerle la pena islámica, es decir ser azotado 80
veces. Sin embargo, nadie tuvo el coraje de latiguear al hermano del
Califa. Todo aquel que se acercaba a Walid para golpearlo era amonestado
por Walid acerca de sus nexos familiares con Uzman.
Fue
en este momento que Ali ibn Abi Talib tomó el látigo y con toda la
fuerza y el poder que tenía lo azotó 80 veces en su cuerpo; y según
algunas personalidades de la narración, Abdullah ibn Yafr fue aquel que
lo azotó por orden de Ali bin Abi Talib(s).[9]
La difusión de rumores en nuestra Época.
La
industria de la publicación y de la imprenta es uno de los dones más
valiosos de nuestra era. Además de aliviar los costos de la imprenta, es
por medio de la bendición de esta industria que la humanidad ha sido
capaz de imprimir y difundir las ciencias y varias ramas del
conocimiento por todo el mundo en tan corto tiempo. Desafortunadamente,
sin embargo, esta industria también ha dado un golpe a la humanidad por
medio de la difusión de mentiras y rumores que le han permitido tener
ganancias a través de la mentira y la deshonestidad vía la publicación
de la falsedad.
En la actualidad, la difusión de
rumores, la fabricación de mentiras, es una de las misiones más activas
de la prensa occidental. Sin embargo no podemos decir que únicamente las
publicaciones que se generan en Occidente son afectadas por esta
enfermedad social, porque nosotros (los musulmanes) también por no ser
prudentes y no tener precaución, sin intención hemos transmitido
información irresponsable en algunos periódicos y revistas.
¿Cuántas
personas han perdido su honor y respeto por medio de publicaciones
irresponsables? Inclusive después de disculparse y enmendar el error,
difícilmente puede corregirse lo dicho. ¿Cuántas veces hemos visto que
el honor y la dignidad de un grupo de personas es víctima de esto?
Hoy
es el momento en que debemos decir: “El medio de la publicación escrita
debe alejar su pluma de aquellas personas que creen que pueden escribir
lo que quieran y decir lo que quieran en contra de otras personas.
[1] Al-Khilafa (Sección de los Testigos), página 235.
[2] Al-Kashaaf, vol. 3, página 149.
[3] Las otras tres personas eran: Abu Yahl, Abu Lahab y Hakam ibn al-´As ibn Umayyah
[4]
Hisan ibn Zabit, el poeta del Mensajero de Dios escribió una poesía
haciendo referencia a esta persona. “Al.lah ha revelado un versículo-en
el libro indiscutible acerca de Ali y de Walid y la fe ha sido atribuida
para Ali.”
[5] Comentario del Nahyul Balagha, volumen 2, página 103.
[6] ´Aqd al-Farid, volumen 2, página 172.
[7] Lugar en el cual se pone de pie el Imam de la Oración en comunidad para dirigir a la congregación.
[8] El pulpito en donde se pone de pie o se sienta el orador para dar un discurso en la mezquita.
[9] Ansaab al-Ashraf, volumen 4, página 23; Sahih Muslim, volumen 2, página 52.
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