Por Sumeia Younes
Por Sumeia Younes
La celebridad de esta historia y las narraciones que la transmitieron superan el límite de tawâtur.
Los sabios shias escribieron valiosos libros respecto a este suceso, el
más abarcador y completo de los cuales es el del ‘Al·lâmah al-Amînî -la
misericordia de Dios sea sobre él- quien transmite la historia de Gadîr Jumm en el primer tomo de su afamado libro Al-Gadîr citando los nombres de ciento diez Compañeros del Profeta, de ochenta y cuatro Tâbi‘în (compañeros de los Compañeros) y de trescientos sesenta sabios y narradores de hadices de Ahl al-Sunnah que citaron el Hadîz
en sus libros, con todas las características y explicaciones de la
situación y condición de sus narradores: cincuenta y seis sabios del
siglo II de la hégira, noventa y dos del siglo III, cuarenta y tres del
siglo IV, veinticuatro del siglo V, veinte del siglo VI, veintiuno del
siglo VII, dieciocho del siglo VIII, dieciséis del siglo IX, catorce del
siglo X, doce del siglo XI, trece del siglo XII, doce del siglo XIII y
diecinueve del siglo XIV.[1]
Además, veintiséis sabios shias y
sunníes escribieron libros que en forma independiente sólo se refieren a
este suceso. Asimismo, cientos de poetas y literatos tanto árabes como
no-árabes escribieron poesías y recitaron elegías al respecto.[2] Con el fin de no extendernos demasiado en el texto, traducimos la historia del libro Al-Gadîr,
eligiendo la más resumida y compendiada y al mismo tiempo la más
abarcadora de todas las narraciones que fueron citadas en los libros de Ahl al-Sunnah:
“En el año décimo de la hégira, el
Mensajero de Dios (s.a.w.) anunció a la gente que se dirigiría a
realizar la Peregrinación, por lo que una gran multitud de entre los
diferentes clanes de los alrededores se dirigió a Medina para acompañar
al Profeta y aprender de él lo relacionado a este deber divino (la
realización de la Peregrinación a la Casa de Dios).
Éste fue el único Haÿÿ
que el Mensajero de Dios (s.a.w.) realizó tras su Emigración a Medina.
No lo había realizado antes y ya no lo haría jamás hasta que falleció,
por lo que se lo llamó Haÿÿah al-Wadâ‘ (Peregrinación de Despedida), Haÿÿah al-Islâm (Peregrinación del Islam), Haÿÿah al-Balâg (Peregrinación de la Anunciación), Haÿÿah al-Kamâl (Peregrinación de la Perfección), y Haÿÿah al-Tamâm (Peregrinación de la Culminación).
Tras realizar un gusl[3]
y ungirse aceite en el cuerpo, el Mensajero de Dios (s.a.w.), salió de
Medina a pie, vistiendo solo dos simples piezas de telas (ihrâm) -una atada a la cintura y otra sobre los hombros-. La fecha de su partida de Medina fue un día sábado 24 o 25 del mes de Dhûl Qa‘dah.
El Mensajero de Dios (s.a.w.) llevó
consigo a todas sus esposas quienes iban montadas en literas de
camellos, acompañándolo también muchos de sus familiares y Emigrantes de
La Meca, los Auxiliares de Medina y clanes árabes.
Su partida coincidió con una epidemia
de viruela o fiebre tifoidea que afligió a la gente de Medina, por lo
que muchos no pudieron dirigirse a realizar la Peregrinación con el
Profeta (s.a.w.), pero aun así, una gran cantidad de gente salió con él.
Según algunas narraciones partieron ciento catorce mil, según otra
narración, ciento veinte mil, en otras, ciento veinticuatro mil, y otras
aluden a mucho más.
Este número solo corresponde a quienes
partieron de Medina junto al Profeta (s.a.w.), ya que la cantidad de
personas que junto a él realizaron el Haÿÿ, como la gente de La Meca, y los que llegaron luego desde el Yemen junto a ‘Alî (a.s.) y Abû Mûsâ, eran muchas más”.[4]
Seguidamente el ‘Al·lâmah al-Amînî
transmite la historia del viaje y las paradas y lugares en los que
permanecieron a lo largo del camino, y luego dice que el Profeta ingresó
a La Meca el día martes, y que tras realizar los ritos del Haÿÿ emprendió el regreso a Medina, acompañándolo aquella misma gente, hasta que llegó a Gadîr Jûmm, que es una región de Ÿuhfah donde se separan los caminos de la gente de Medina, Egipto e Irak. Allí se detuvo.
Continúa el ‘Al·lâmah al-Amînî: “Era el día jueves 18 de Dhûl Hiÿÿah, en el que el Ángel Gabriel descendió y le reveló la siguiente aleya por parte de Dios, Glorificado Sea:
﴿
يَآ أَيُّهَا الرَّسُولُ بَلِّغْ مَآ اُنْزِلَ إِلَيْكَ مِن رَبِّكَ وإِن
لَمْ تَفْعَلْ فَمَا بَلَّغْتَ رِسَالَتَهُ وَاللّهُ يَعْصِمُكَ مِنَ
النَّاسِ ﴾
«¡Oh
Mensajero! Proclama lo que te fue revelado por tu Señor, porque si no
lo hicieras no habrás comunicado Su Mensaje, y Dios te mantendrá a salvo
de la gente».[5]
De este modo encomendó al Profeta (s.a.w.) que presentara a la gente a ‘Alî (a.s.) y les anunciara el tema de la Wilâiah
y el liderazgo, y la obligación de que fuera obedecido. Esto sucedió en
un momento en que las caravanas que estaban a la vanguardia se
encontraban cerca de Ÿuhfah, por lo que el Mensajero de Dios
(s.a.w.) ordenó que aquéllos que estaban adelantados regresaran, y que
los que estaban rezagados se detuvieran en ese lugar. También advirtió
que nadie debía detenerse bajo cinco árboles juntos que allí había, y
que limpiaran y barrieran la tierra bajo los mismos, hasta que se hizo
la hora de la oración del mediodía y se escuchó el llamado a la oración.
El Mensajero de Dios (s.a.w.) se dirigió hacia aquellos árboles y rezó
allí la oración del mediodía junto a la gente. Aquel día estaba
intensamente caluroso, hasta el punto que los presentes colocaban parte
de sus capas y mantos sobre sus cabezas y parte bajo sus pies para que
el calor del sol no los hostigara. El Mensajero de Dios (s.a.w.) también
se refugió bajo la sombra de una tela que había sido colocada sobre uno
de aquellos árboles.
Después de concluir con la oración, el
Mensajero de Dios (s.a.w.) se puso de pie en medio de la gente sobre
unas monturas de camello que habían sido dispuestas allí, y con una voz
expresiva y alta que llegaba a oídos de todos, habló así:
« الحمد لله ونستعينه ونؤمن به ، ونتوكل عليه ، ونعوذ بالله من شرور أنفسنا ، ومن سيئات أعمالنا … ، وأشهد أن لا إله إلا الله ، وأن محمدا عبده ورسوله - أما بعد - : أيها الناس … إني أوشك أن أدعى فأجبت ، وإني مسؤول وأنتم مسؤولون ، فماذا أنتم قائلون ؟ »
“La alabanza sea para Dios y a Él
pedimos ayuda. En Él creemos y a Él nos encomendamos, y nos refugiamos
en Dios de nuestro propio mal y de la maldad de nuestros actos… Y
testifico que no hay divinidad sino Dios, y que Muhammad es su siervo y Mensajero.
¡Oh gentes! … Por cierto que yo
pronto responderé a la invitación de Dios, y vosotros y yo somos
responsables cada uno de lo que se nos ha encomendado; entonces
¿vosotros qué decís a esto?”.
La gente dijo: “Atestiguamos que
anunciaste muy bien tu Mensaje y nos aconsejaste y te esforzaste. ¡Que
Dios te recompense en la mejor forma!”.
«
ألستم تشهدون أن لا إله إلا الله ، و أن محمدا عبده ورسوله ، وأن جنته حق
وناره حق وأن الموت حق وأن الساعة آتية لا ريب فيها وأن الله يبعث من في
القبور ؟ »
Dijo: “¿Atestiguáis que no hay divinidad sino Dios, y que Muhammad
es Su siervo y Mensajero, que Su Paraíso es verdad, que Su Fuego es
verdad, que la muerte también es verdad, y que la Hora está próxima, de
lo cual no hay duda, y que ciertamente Dios resucitará a los que están
en los sepulcros?”.
Dijeron: “Sí, lo atestiguamos”.
El Mensajero de Dios (s.a.w.) dijo:
“¡Señor mío, Sé testigo!”.
Entonces dijo:
“¡Oh gentes! ¿Acaso me estáis escuchando?”.
Respondieron: “Sí”.
Dijo:
“Sabed que yo entraré a la Fuente (de Kauzar) y vosotros también volveréis a mí, al lado de la Fuente, la que tendrá un ancho como la distancia entre Saná y Basora[6], y en la cual habrá copas de plata como hay estrellas en el cielo. Entonces observad cómo tratáis a Zaqalain -los dos tesoros- después de mí, y cómo observáis mi derecho con relación a ambos”.
Uno de los presentes dijo: “¿Y cuáles son los dos tesoros ¡oh Mensajero de Dios!?”.
Dijo:
“El
tesoro mayor es el Libro de Dios, uno de cuyos extremos se encuentra en
manos (del Poder) de Dios, Imponente y Majestuoso, y el otro extremo
está en las vuestras. Entonces, aferraos a él para que no os desviéis. Y
el tesoro más pequeño es mi familia, y el Benevolente, el Informado me
ha anoticiado que estos dos no se separarán jamás hasta que regresen a
mí en la Fuente (de Kauzar). Yo he pedido eso a mi Señor,
entonces, no os adelantéis a ellos, puesto que seríais aniquilados, ni
seáis negligentes a su respecto, puesto que seríais exterminados”.
En ese momento tomó la mano de ‘Alî
(a.s.), levantándola de tal manera, que podía verse la blancura de las
axilas de ambos, y toda la gente lo observó. Y dijo:
“¡Oh gentes! ¿Quién posee primacía sobre los creyentes por sobre sus propias vidas?”.
Respondieron: “Dios y Su Mensajero son los más sabios”.
Dijo:
“Ciertamente que Dios es mi Señor (mawlâî) y yo soy el señor (mawlâ) de los creyentes y poseo primacía (anâ awlâ) sobre los creyentes por sobre sus propias vidas”.
Tras ello dijo:
“Entonces, aquel de quien yo fuera su señor (mawlâ), ‘Alî es su señor (mawlâ)”.
(Y repitió esto tres veces. En la transmisión de Ahmad ibn Hanbal -el imâm de los hanbalíes- narró que repitió esta frase cuatro veces).
Tras ello dijo:
“¡Dios mío, Sé amigo de quien sea su
amigo, y enemigo de quien sea su enemigo; ama a quien le ame, y odia a
quien le odie; auxilia a quien le auxilie, y abandona a quien le
abandone, y haz que la verdad esté donde él se encuentre!”.
Tras ello dijo:
“Todos los que hoy estuvieron presentes aquí, deben hacer llegar este mensaje a quienes no estuvieron”.
Todavía no se habían separado unos de
otros que el Fiel de la Revelación -el Ángel Gabriel- hizo descender
la siguiente aleya de parte de Dios:
﴿ الْيَوْمَ أَكْمَلْتُ لَكُمْ دِينَكُمْ وَأَتْمَمْتُ عَلَيْكُمْ نِعْمَتِي وَرَضِيتُ لَكُمُ الإِسْلاَمَ دِيناً ﴾
«Hoy,
os He perfeccionado vuestra religión, He completado Mis gracias para
con vosotros y Me satisface para vosotros el Islam por religión».[7]
Entonces el Mensajero de Dios (s.a.w.) dijo:
“¡Al·lah-u Akbar!
¡Engrandecido sea Dios por haber perfeccionado la religión y por haber
completado Sus mercedes! ¡El Señor se ha complacido de mi Mensaje y
de la Wilâiah (supremacía y potestad) de ‘Alî después de mí!”.
Fue aquí que la gente se abalanzó hacia
el Emir de los Creyentes, ‘Alî (a.s.), para felicitarlo, y entre
quienes se adelantaron a felicitarlo estaban Abû Bakr y ‘Umar, quienes
le dijeron:
“¡Bravo, bravo por ti, oh hijo de Abû Tâlib! ¡Te convertiste en mi señor y en el señor de todo creyente y de toda creyente!”.[8]
E Ibn ‘Abbâs dijo:
“¡Juro por Dios que tu Wilâiah se ha vuelto (de) obligatoria (aceptación) para la gente!”.
En ese momento el poeta Hassân ibn Zâbit se levantó y dijo: “¡Oh Mensajero de Dios! ¿Me permites recitar algunos versos con relación a ‘Alî?”. Dijo:
“Di, con la bendición de Dios…” Y Hassân recitó su célebre poesía,[9] la cual fue transmitida por el sabio sunní, Al-Hâkim al-Haskâni, en su libro Shawâhid al-Tanzîl (t. 1, pp. 202 y 257) de la siguiente manera:
يناديهم يوم الغدير نبيهم / بخم وأسمع بالرسول مناديا
يقول : فمن مولاكم ووليكم / فقالوا - ولم يبدو هناك التعاميا -:
إلهك مولانا وأنت ولينا / ولم ترمنا في الولاية عاصيا
فقال له : قم يا علي فإنني / رضيتك من بعدي إماما وهاديا
Les exhortó su Profeta en el día de Gadîr Jumm. / Se escuchó al Mensajero que exhortando,
decía: “¿Quién es vuestro Señor y vuestro Walî?”.[10] / Dijeron -sin aparentar incomprensión-:
“Tu Dios es nuestro Señor y tú eres nuestro Walî,[11] / y no verás de nosotros desobediencia en la Wilâiah”.[12]
Entonces le dijo: “¡Párate, oh ‘Alî!, que por cierto que / me complace que después de mí seas líder y guía”.
El sabio sunnî mu‘tazilî Al-Iskâfî, al igual que los sabios shias, transmite que la poesía continúa de la siguiente manera:
فمن كنت مولاه فهذا وليه / فكونوا له أنصار صدق موالي
هناك دعا اللهم وال وليه / وكن للذي عادى عليا معاديا
“Así que, de quien yo haya sido su Señor, éste es su Walî, / y sedle auxiliares y fieles seguidores”.
Fue allí que suplicó: “¡Dios mío! Sé amigo de su amigo, y sé para quien sea hostil a ‘Alî, un enemigo”.[13]
Éste fue el resumen de este gran suceso histórico que fue citado en los documentos de los grandes sabios de Ahl al-Sunnah. Este hecho fue explicado en forma detallada en los libros shias. Al-Tabarsî, en el libro Al-Ihtiyây,[14] transmite
un discurso detallado del Profeta (s.a.w.). Nosotros nos conformamos
con lo expuesto para no dilatar más este opúsculo, desde que no hay
necesidad de más indicios para corroborar la realidad de este suceso.
Los transmisores del Hadîz al-Gadîr:
Cientos de célebres transmisores de hadices, exégetas, historiadores, jurisconsultos y teólogos de Ahl al-Sunnah narraron el Hadîz al-Gadîr en sus obras a partir de sus fuentes, con expresiones semejantes.
Al-Tabarî, célebre historiador sunní, en su libro Al-Wilâiah fî Tarîqui Hadîz al-Gadîr, transmite el Hadîz a través de muchas vías que llegan al Profeta (s.a.w.). Ibn ‘Uqdah al-Kûfî, en su libro Al-Wilâiah lo transmite también de muchísimas personas. Abû Bakr Muhammad ibn ‘Umar al-Bagdâdî, conocido como Ÿam‘ânî, citó el Hadîz
a través de veinticinco vías. El número de entre los hermanos sunníes
que escribieron libros respecto a las particularidades de este suceso
histórico llegan a veintiséis personas.
Dice Al-Tirmidhî en su Sahîh: “Este Hadîz está calificado de hasan (bueno) y sahîh (confiable)”.[15] Ibn ‘Abd al-Birr al-Qurtubî, en su Al-Isti‘âb, tras citar éste y otros hadices al respecto, dice: “Todas éstas son transmisiones correctas y comprobadas”.[16]
Shams al-Dîn al-Dhahabî escribió un libro especial respecto al Hadîz al-Gadîr, y él mismo mencionó el Hadîz con varias cadenas de transmisión en Taljîs al-Mustadrak, y consideró correctas muchas de esas cadenas de transmisión.
Ibn Hayar al-Haizamî al-Makkî, dice en Al-Sawâ‘iq: “Éste es un Hadîz correcto sobre el cual no caben dudas, y lo citó un grupo como Al-Tirmidhî, Al-Nisâ’î y Ahmad, y sus cadenas de transmisión son muchísimas…”.[17]
Ibn Hayar al-‘Asqalânî citó el Hadîz en varias partes de su Tahdhîb al-Tahdhîb, y respecto al mismo opina así: “Ibn Ÿarîr al-Tabarî mencionó la cadena de transmisión del Hadîz en un libro aparte, considerándola sahîh
(correcta). Asimismo Abû al-‘Abbâs ibn ‘Uqdah recopiló las cadenas de
transmisión en un solo lugar, transmitiéndolas de setenta Compañeros o
más”.[18]
Él mismo dice: “En cuanto al Hadîz, “de quien yo sea su señor, éste es ‘Alî su señor”, las vías de este hadîz son bastantes, y muchísimas de ellas son correctas y buenas, y hemos transmitido del imâm Ahmad que dijo: No nos ha llegado de ninguno de los Compañeros lo que nos ha llegado de ‘Alî ibn Abî Tâlib”.[19]
Las arriba mencionadas son las opiniones de algunos sabios y expertos en Hadîz y Riÿâl[20] de Ahl al-Sunnah respecto a la certificación del Hadîz al-Gadîr.
Además, transmitieron el Hadîz al-Gadîr:
Ibn Mâÿah en su Sunan (t. 1, p. 43, hadîz nº 113); Ahmad en su Musnad (t. 4, p. 281, hadîz nº 17749); Al-Nisâ’i en Al-Jasâ’is (p. 97), Ibn ‘Abd al-Birr en Al-Isti‘âb (t. 2, p. 473) y Al-Muttaquî al-Hindî en Kanz al-‘Ummâl (t. 11, p. 608, hadîz nº 32945), quienes transmiten de Al-Barâ’ ibn ‘Âzib.
Ibn Kazîr en Al-Bidâiah wa al-Nihâiah (t. 5, p. 232) y Kanz al-‘Ummâl (t. 13, p. 137, hadîz nº 36433), quienes transmiten de Yâbir ibn ‘Abdil·lâh.
Al-Tirmidhî (t. 5, p. 297, hadîz nº 3646); Al-Fusûl al-Muhimmah (p. 25), Al-Bidâiah wa al-Nihâiah (t. 7, pp. 385-386) y Kanz al-‘Ummâl (t. 5, p. 289, hadîz nº 12911), quienes transmiten de Hudhaifah ibn Usaîd al-Giffârî.
Musnad Ahmad (t. 4, p. 368, hadîz nº 18476); Al-Jasâ’is (p. 95); Mustadrak al-Hâkim (t. 3, p. 109); Al-Isti‘âb (t. 2, p. 473), Ta’rîj al-Julafâ’ (p. 114), Al-Bidâiah wa al-Nihâiah (t. 5, p. 228) y Kanz al-‘Ummâl (t. 11, p. 608, hadîz nº 32945), quienes transmiten de Zaid ibn Arqam.
Ibn Mâÿah (t. 1, p. 45, hadîz nº 118); Al-Jasâ’is (pp. 50, 95 y 101) y Hiliah al-Awliâ’ (t. 4, p. 356), quienes transmiten de Sa‘d ibn Abî Waqqâs.
Al-Bidâiah wa al-Nihâiah (t. 7, p. 386); Dhajâ’ir al-‘Uqbâ (p. 67) y Al-Rîiâd al-Nadirah (t. 7, p. 161), quienes transmiten de ‘Umar ibn al-Jattâb.
Al-Jasâ’is (p. 64); Musnad Ahmad (t. 1, p. 331, hadîz nº 2903); Al-Mustadrak (t. 3, p. 134), Al-Bidâiah wa al-Nihâiah (t. 7, p. 374) y Kanz al-‘Ummâl (t. 11, p. 603, hadîz nº 32916), quienes transmiten de ‘Abdul·lâh ibn al-‘Abbâs.
Análisis del contenido de la Aleya de Tablîg:
﴿
يَآ أَيُّهَا الرَّسُولُ بَلِّغْ مَآ اُنْزِلَ إِلَيْكَ مِن رَبِّكَ وإِن
لَمْ تَفْعَلْ فَمَا بَلَّغْتَ رِسَالَتَهُ وَاللّهُ يَعْصِمُكَ مِنَ
النَّاسِ ﴾
«¡Oh
Mensajero! Proclama lo que te fue revelado por tu Señor, porque si no
lo hicieras no habrás comunicado Su Mensaje, y Dios te mantendrá a salvo
de la gente».[21]
Si reparamos en el contenido de la aleya, notaremos lo siguiente:
1.
Lo que el Profeta (s.a.w.) debía anunciar de parte de Dios era tan
crucial e importante, que suponiendo que el Mensajero de Dios (s.a.w.)
no lo hubiese divulgado debido a algún temor, significaría que no habría
proclamado su Mensaje divino, e incluso por medio de llevar a cabo esta
orden es que su Mensaje llegaba a completarse. En otras palabras, el
propósito de «…lo que te fue revelado»
no era el conjunto de aleyas coránicas y preceptos islámicos, ya que es
obvio que si el Profeta (s.a.w.) no hubiera proclamado el conjunto de
preceptos divinos, no habría llevado a cabo su Mensaje, y tal asunto
evidente no necesita del descenso de una nueva aleya. Lo cierto es que
su propósito fue la difusión de un asunto en particular, lo cual
completaría el Mensaje, teniendo en cuenta la aleya que descendió
después de ello: «Hoy, os He perfeccionado vuestra religión…»
Por lo tanto, este tipo de orden debe haber sido uno de los principios
importantes del Islam que se complementaría con el resto de los
principios y ramas islámicas.
2.
Desde el punto de vista de las consideraciones sociales y políticas, el
Profeta (s.a.w.) temía que si llevaba a cabo tal orden, era posible que
recibiese una afrenta por parte de la gente, por lo que para infundirle
firmeza, Dios Altísimo le dice: «…Dios te mantendrá a salvo de la gente».
No es de extrañarse que el Profeta
(s.a.w.) haya temido anunciar el Califato y Sucesión de una persona como
‘Alî (a.s.) -quien en aquel momento no tenía más de 33 años de edad-
por sobre un grupo de personas que desde el punto de vista de la edad
eran mucho mayores que él, en especial para los árabes, que siempre
habían considerado los altos cargos como apropiados para los ancianos
del clan, despreciando a los jóvenes con el pretexto de su
inexperiencia. Es por ello que cuando el Noble Profeta comisionó a
Usâmah ibn Zaid -un joven de no más de 18 o 20 años- para la
comandancia del ejército que se dirigiría a Mu’tah, fue reprochado por
algunos de sus Compañeros, entre los que se encontraban Abû Bakr y
‘Umar.
Además, muchos parientes de las
personas que estaban ahora con el Profeta habían sido muertos en las
batallas por la espada de ‘Alî, por lo que el Califato de tal persona
por sobre una gente rencorosa resultaba embarazoso. No debemos olvidar
tampoco que Hadrat ‘Alî (a.s.) era primo y yerno del
Profeta (s.a.w.), por lo que ocasionaría que se supusiera que cierto
fanatismo tribal y familiar había influido en el Mensajero de Dios
(s.a.w.) para la designación de tal persona para el Califato.
Por otra parte, muchos narradores de
hadices transmitieron que el Noble Profeta (s.a.w.) quiso dar a conocer a
la gente a su sucesor en Minâ -y según otra versión en ‘Arafât-[22],
pero algunos desbarataron la reunión por medio de provocar alboroto,
griterío y desorden, y finalmente no permitieron que las palabras del
Profeta llegaran a oídos de la gente. Ahmad ibn Hanbal en su Musnad y Abû Dâwûd en su Sunan transmiten de Ÿâbir ibn Samurah que: “El Profeta (s.a.w.) dijo: “La religión permanecerá en su estado de grandeza mientras haya doce califas…”, entonces la gente comenzó a decir: ¡Al·lâh-u Akbar! y a pegar alaridos, y luego (el Profeta) dijo algo en voz baja”.[23]
En otra narración el transmisor dice: “La gente no solo provocó
alboroto y gritería, sino que desbarató la reunión por completo por la
manera en que continuamente se estaban parando y sentando”.[24] Y según lo transmitido en Sahîh Muslim, Musnad Ahmad ibn Hanbal y otros, el narrador dijo: “¡La gente me ensordeció y no pude oír!”.[25]
Entonces no sería descabellado concluir
también que “la gente” a la que se refiere la aleya sea esa misma que
según las narraciones citadas, no permitieron que las palabras del
Profeta (s.a.w.) llegasen a oídos de quienes hubiesen deseado escuchar.
El suceso de Gadîr jamás quedará en el olvido:
La prudencia de Dios dispuso que el suceso histórico de Gadîr
permaneciera vivo en los corazones a través de los siglos, y registrado
en los documentos y libros, de forma que en cada época y tiempo los
escritores islámicos hablaran de ello en sus libros de Exégesis, Hadîz,
Historia y Teología, y que los disertadores religiosos trataran ello en
sus reuniones considerándolo como una de las virtudes de ‘Alî (a.s.)
imposibles de ser negadas. No solo los disertadores, sino también los
poetas y compositores, se inspiraron en este suceso encendiendo su
talento literario mediante la reflexión sobre este hecho y por medio de
expresar su sinceridad y fidelidad al poseedor de la Wilâiah. Es
así que dejaron tras de sí, para nosotros, los más preciosos y refinados
fragmentos, en diferentes géneros y en distintos idiomas.
Una de las causas por la que este Hadîz se eternizó, fue el descenso de aquellas dos aleyas coránicas al respecto[26], y hasta el día que el Sagrado Corán permanezca, este hecho histórico también subsistirá y no será borrado de las mentes.
Si nos fijamos
en la sociedad islámica de aquellos tiempos nos percataremos de que otra
de las causas por las que la historia de Gadîr se grabó en los
corazones y mentes a lo largo de los siglos, fue que los musulmanes la
consideraban de entre las fiestas religiosas. El día 18 de Dhûl Hiÿÿah era conocido entre los musulmanes como día de la Festividad de Gadîr,
en que se reunían las familias, se sacrificaban reses, se dedicaban a
la adoración y al ayuno, se tomaban en cuenta la situación de los
pobres, se festejaban casamientos y se vestían ropas nuevas, y los shias
hasta hoy en día celebran esta fecha de la misma manera.
El sabio sunní Ibn Jal·lakân, en su libro Wafîât al-A‘iân, dice respecto a Musta‘lâ ibn al-Mustansir: “En el año 487 de la hégira, correspondiente al día de la Festividad de Gadîr, que es el día 18 de Dhûl Hiÿÿah al-Harâm, la gente le dio su Bai‘ah”.[27] Y escribe respecto a Al-Mustansir Bil·lâh al-‘Ubaidî: “Falleció en el año 487 de la hégira cuando quedaban doce noches para el final del mes de Dhûl Hiÿÿah. Dicha noche es esa misma del 18 de Dhûl Hiÿÿah, la noche de la Festividad de Gadîr”.[28]
No solo Ibn Jal·lakân llama a esta noche “noche de la Festividad de Gadîr”, sino que Al-Mas‘ûdî[29] y Al-Za‘âlibî[30] también consideran a esta noche como una de las más célebres entre la comunidad islámica.
El origen de esta Festividad se remonta al mismo día de Gadîr, en el que el Profeta (s.a.w.) ordenó a los Muhâÿirîn y a los Ansâr, e incluso a sus esposas, que felicitaran a ‘Alî (a.s.). Zaid ibn Arqam dijo: “Los primeros de entre los Muhâÿirîn que dieron la mano a ‘Alî fueron Abû Bakr, ‘Umar, ‘Uzmân, Talhah y Al-Zubair, y la ceremonia de felicitación y Bai‘ah continuó hasta el ocaso”.[31]
En Al-Gadîr se narra que Abû Sa‘îd al-Jarkûshî al-Nîsâbûrî (fall. 407 H.L.) transmitió en su libro Sharaf al-Mustafâ el siguiente hadîz, de Al-Barâ’ ibn ‘Âzib, en palabras de Ahmad ibn Hanbal, y según otra cadena de transmisión, de Abû Sa‘îd al-Judrî. Sus palabras son éstas:
Luego el Mensajero de Dios (s.a.w.) dijo:
« هنئوني هنئوني إن الله تعالى خصني بالنبوة وخص أهل بيتي بالإمامة »
“¡Felicitadme! ¡Felicitadme! Puesto que Dios Altísimo me particularizó con el Profetismo y a mi Ahl al-Bait con el Imamato”.[32]
Furât ibn Ibrâhîm al-Kûfî (siglo 3º de la hégira) transmitió de Muhammad ibn Dzahîr, de ‘Abdul·lâh ibn Fadl al-Hâshimî, del Imâm al-Sâdiq (a.s.), de su padre, y sus nobles abuelos del Mensajero de Dios (s.a.w.), que el Santo Profeta (s.a.w.) dijo:
«
يوم غدير خم أفضل أعياد أمتي ، وهو اليوم الذي أمرني الله تعالى ذكره بنصب
أخي علي بن أبي طالب علما لأمتي يهتدون به من بعدي ، وهو اليوم الذي أكمل
الله فيه الدين ، وأتم على أمتي فيه النعمة ، ورضي لهم الإسلام دينا »
“El día de Gadîr Jumm
es la mejor Festividad de mi comunidad, y éste es ese mismo día que
Dios Altísimo me ordenó conmemorarlo por medio de la designación de mi
hermano ‘Alî ibn Abî Tâlib como el guía para mi comunidad después
de mí. Y éste es ese mismo día en que Dios perfeccionó la religión,
completó Sus gracias por sobre mi comunidad y le satisfizo el Islam para
ellos como religión”.[33]
Respuesta a una objeción:
Algunas personas plantearon esta duda: La palabra “walî”,
etimológicamente tiene varios significados, entre ellos: auxiliador,
amigo, primo, vecino, siervo, poseedor de decisión y dotado de prioridad
en el uso; y los dos últimos significados se asemejan uno a otro. Desde
que la palabra walî o mawlâ tiene varios significados, entonces no se puede afirmar con seguridad que el Profeta con mawlâ se haya referido a la supremacía y liderazgo de ‘Alî.
Los lingüistas mencionaron varios significados para la palabra walî y mawlâ, uno de los cuales es awlâ (poseedor de prioridad). Según la explicación de muchos exegetas, ese mismo significado es aplicable a la aleya 15 de la Sura al-Hadîd (57):
﴿ فَالْيَوْمَ لاَ يُؤْخَذُ مِنكُمْ فِدْيَةٌ وَلاَ مِنَ الَّذِينَ كَفَرُوا مَأْوَاكُمُ النَّارُ هِيَ مَوْلاَكُمْ ﴾
«Hoy
no se aceptará ningún rescate de vosotros ni de los incrédulos. Vuestra
morada será el fuego que tendrá prioridad sobre vosotros (hia mawlâ
kum)».
Los grandes lingüistas árabes han expresado que mawlâ tiene el significado de awlâ. Abû ‘Ubaidah explica esta aleya diciendo que: el significado de que el fuego será mawlâ kum, es que “tendrá prioridad sobre vosotros”. Asimismo opinan célebres exegetas sunníes como Al-Zamajsharî. Incluso algunos exegetas explicaron que awlâ es un significado exclusivo de mawlâ. De cualquier manera, en el Hadîz al-Gadîr existen muchos indicios que señalan este mismo significado para la palabra mawlâ:
1. Al principio del Hadîz el Profeta dijo: “Ciertamente que Dios es mi Señor (mawlâî) y yo soy el señor (mawlâ) de los creyentes y poseo primacía (anâ awlâ) sobre los creyentes por sobre sus propias vidas”.
E inmediatamente después dijo: “Entonces, aquel de quien yo fuera su mawlâ, ‘Alî es su mawlâ”.
El contexto que señala la correlación y
correspondencia entre las partes del discurso del Profeta (s.a.w.)
certifica ese mismo significado de awlauîiah o primacía
concerniente a ‘Alî (a.s.). De otra manera la elocuencia del discurso
del Profeta (s.a.w.) se vería afectada al usar una misma expresión en un
mismo contexto con sentidos diferentes, en tanto que sabemos que el
Mensajero de Dios (s.a.w.) fue la persona de mayor elocuencia entre la
gente.
2. En el Hadîz al-Gadîr se transmitió de algunos Compañeros que el Profeta dijo: “¿Atestiguáis que no hay divinidad más que Al·lâh, y que Muhammad es Su siervo y Mensajero?”. También dijo: “Ciertamente que Dios es mi Señor (mawlâ) y yo soy el señor (mawlâ) de los creyentes y poseo primacía (anâ awlâ) sobre los creyentes por sobre sus propias vidas. Entonces, de aquél de quien yo sea su señor (mawlâ), éste es ‘Alî su señor (mawlâ)”. El hecho de que la Wilâiah de ‘Alî haya sido mencionada por el Profeta en un contexto a continuación del testimonio del Tawhîd (Unicidad) y la Risâlah (el Mensaje) y después de testimoniar la condición absoluta de Mawlâ
de Dios y de sí mismo, esto nos indica que no debemos tener en cuenta
ningún otro significado más que el de Imamato, el cual se corresponde
con la mawlauîiah de Dios y Su Profeta.
3. Ahora nos preguntamos, ¿qué sapiente razón es la que motivó el descenso de la aleya: «¡Oh Mensajero! Proclama lo que te fue revelado por tu Señor…» y
que el Profeta (s.a.w.) hiciera reunir a esa grandiosa multitud de
miles de personas en un punto crucial y bajo aquel tórrido y abrasador
calor, para “anunciar lo que le fue revelado”? ¿Acaso es admisible
pensar siquiera que el Profeta (s.a.w.) quería hablarles sobre el
cariño, amistad y cooperación de ‘Alî? Es obvio que estas cualidades no
se circunscriben a una persona en especial, ya que todos los creyentes
son amigos y auxiliadores unos de otros, así como lo expresó Dios
Altísimo:
«Los creyentes y las creyentes, son amigos entre sí»,[34] y los ángeles también son amigos y auxiliadores de los creyentes, tal como lo expresa la aleya:
«Nosotros somos vuestros protectores en la vida mundanal y en la otra»[35].
Incluso algunos incrédulos pueden llegar a ser amigos y ayudar a
algunos creyentes. Es inadmisible creer que el Profeta (s.a.w.) se
pusiera a explicar bajo aquel ardiente sol cosas evidentes e innegables.
4. Como es sabido, después que el Mensajero de Dios (s.a.w.) anunció la Wilâiah de ‘Alî, descendió la aleya: «Hoy,
os He perfeccionado vuestra religión, He completado Mis gracias para
con vosotros y Me satisface para vosotros el Islam por religión». Nuevamente
nos preguntamos, ¿qué anunciación tan importante era ésta como para que
viniera acompañado del descenso de una nueva aleya y que confirmaba por
medio de ésta la completitud y perfección de la religión? ¿Acaso era la
anunciación y la notificación de que ‘Alî era, por ejemplo, el amigo o
auxiliador de los creyentes?
5. Podemos afirmar en forma certera que los que estuvieron presentes en aquella grandiosa congregación
entendieron ese mismo significado que es el de “supremacía y potestad”,
y no el de amistad y auxilio. Nos es suficiente observar esta parte de
la poesía que recitó Hassân ibn Zâbit al finalizar el anuncio del Profeta (s.a.w.):
Entonces le dijo: “¡Párate, oh ‘Alî!, que por cierto que / me complace que después de mí seas líder y guía”.
Por otra parte sabemos que los dos
Sheijes, Abû Bakr y ‘Umar, fueron de entre los primeros que felicitaron a
‘Alî diciéndole: “¡Bravo, bravo por ti, oh hijo de Abû Tâlib! ¡Te convertiste en mi mawlâ y en el mawlâ
de todo creyente y de toda creyente!”. ¿Qué nuevo asunto era ese que
les indujo a felicitarlo? ¿Acaso es lógico reemplazar las palabras mawlâ en la frase de los dos Sheijes, por “amigo” o “auxiliador”? Realmente no sabemos cuál de los significados de mawlâ que se pueden aplicar a nuestro mawlâ
no era propio de ‘Alî hasta aquel día ¡como para que recién haya sido
dado a conocer y los dos Sheijes fueran a felicitarle y manifestarle que
en aquel día se convirtió en poseedor de tal peculiaridad! ¿Acaso ese
significado es el de auxilio y amistad con el cual
‘Alî (a.s.) estuvo calificado desde el mismo día en que se nutrió del
manantial de la fe, y el cual desarrolló junto a su hermano y primo
elegido? ¿O acaso se refirió a los otros significados (como el de
“vecino” o “primo”), que por el contexto es incongruente decir que aquí
pueden aplicarse a ‘Alî? ¡No, juro por Dios! que no fue ni lo uno ni lo
otro, excepto ese mismo significado que todos los presentes entendieron,
esto es, la supremacía de ‘Alî (a.s.) por sobre aquellas dos personas y
por sobre todos los musulmanes por sobre sí mismos, razón por la que en
ese mismo momento le dieron la Bai‘ah y lo felicitaron[36].
﴿ وَإِن تُكَذِّبُوا فَقَدْ كَذَّبَ اُمَمٌ مِّن قَبْلِكُمْ وَمَا عَلَى الرَّسُولِ إِلاَّ الْبَلاَغُ الْمُبِينُ ﴾
«Y
si desmentís, (sabed que) otras generaciones anteriores a vosotros
desmintieron. Y al Mensajero solo incumbe la proclamación del lúcido
Mensaje».[37]
Un castigo inminente:
De entre las aleyas que descendieron después del suceso de Gadîr están las tres primeras de la Sura al-Ma‘âriÿ:
﴿ سَأَلَ سَآئِلٌ بِعَذَابٍ وَاقِعٍ * لِلْكَافِرِينَ لَيْسَ لَهُ دَافِعٌ * مِنَ اللَّهِ ذِي الْمَعَارِجِ ﴾
«Un
deprecante rogó por un castigo inminente; ineluctable, para los
incrédulos; que dimana de Dios, el Dueño de las ascenciones
celestiales».[38]
Los shias afirman que la revelación de
estas aleyas se produjo en esta ocasión. Además, lo mismo fue registrado
por un grupo de sabios sunníes en sus libros de Tafsîr y Hadîz. El ‘Al·lâmah al-Amînî cita en su célebre Al-Gadîr a veintinueve sabios sunníes que coinciden en el motivo de descenso de estas aleyas. Nosotros citaremos sólo a uno de ellos:
Abû ‘Ubaid al-Harwî (fall. 223-4 H.L. en La Meca) transmitió en su Tafsîr Garîb al-Qur’ân: “Después de que el Mensajero de Dios (s.a.w.) anunciara en Gadîr Jumm lo que le fuera ordenado, expandiéndose la noticia de este asunto, Ÿâbir ibn Nadr ibn Hâriz ibn Kaldah al-‘Abdarî[39]
se presentó ante el Profeta (s.a.w.) y le dijo: “Nos ordenaste de parte
de Dios que testificáramos la Unicidad de Dios y tu Mensaje, y que
rezáramos, ayunáramos, hiciéramos la Peregrinación y diéramos el zakât.
Aceptamos todo eso de tu parte, pero no te conformaste, al punto que
tomaste la mano de tu primo y la levantaste brindándole superioridad por
sobre nosotros, y dijiste: “De quien yo fuera su señor, éste es ‘Alî su señor”. ¿Acaso este asunto es cosa tuya o proviene también de Dios?”. El Mensajero de Dios (s.a.w.) le dijo:
“¡Juro por Quien no hay divinidad excepto Él, que este asunto proviene de Dios”.
El mencionado, tras escuchar estas palabras, se dirigió hacia su camello mientras decía: “¡Dios mío! Si es que lo que dice Muhammad
es verdad, que caiga sobre mí una piedra desde el cielo, o envíame un
castigo terrible”. Todavía no había llegado adonde se encontraba su
camello que le cayó (desde el cielo) una piedra que le ingresó por la
cabeza y le salió por el trasero, la cual le dio muerte. Entonces Dios
hizo descender la siguiente aleya: «Un deprecante rogó por un castigo inminente…»”.[40]
[1] Al-Gadîr, t. 1, pp. 14-61, 62-72 y 73-151.
[2] Ver: Ibíd., t. 1, p. 7.
[3] Gusl: baño ritual al fallecido.
[4] Al-Gadîr, t. 1, pp. 7-9.
[5] Sura al-Mâ’idah; 5: 67.
[6]
Saná, actual capital del Yemen. Basora, ciudad de Irak. El Profeta
brinda una ejemplificación de acuerdo a la capacidad de percepción e
imaginación de los que allí se encontraban presentes.
[7] Sura al-Mâ’idah; 5: 3.
[8] Algunos sabios como Ahmad ibn Hanbal sostienen que esta frase fue pronunciada tal cual pero sólo por ‘Umar ibn al-Jattâb. Ver: Musnad Ahmad, t. 4, p. 281.
[9] Al-Gadîr, t. 1, pp. 9-11.
[10] Al-Zarandî al-Hanafî en Nadzm Durar al-Simtain (p. 112), el Sheij al-Tûsî en Al-Jilâf (t. 1, p. 473) y el Sheij al-Amînî en Al-Gadîr (t. 2, p. 34), transmiten: “¿Quién es vuestro Señor y vuestro Profeta?”. Al-Jûwarizmî en Al-Manâquib (p. 136), transmite: “Yo soy vuestro señor, así es, y vuestro Profeta”. Al-Iskâfî en Al-Mi‘iâr wa al-Muwâzanah (p. 214), transmite “Yo soy vuestro señor, así es, y vuestro Walî”.
[11] El Sheij al-Tûsî en Al-Jilâf (t. 1, p. 473) y el Sheij al-Amînî en Al-Gadîr (t. 2, p. 34), transmiten: “Y tú eres nuestro Profeta”.
[12] Al-Zarandî al-Hanafî en Nadzm Durar al-Simtain (p. 112) y el Sheij al-Mufîd en Al-Irshâd (t. 1, p.177), transmitieron: “Y no encontrarás entre nosotros hoy quien te desobedezca”. Al-Jûwarizmî en Al-Manâquib (p. 136) y Al-Iskâfî en Al-Mi‘iâr wa al-Muwâzanah (p. 214) transmiten: “No encontrarás en las criaturas quien desobedezca la orden”.
[13] Al-Mi‘iâr wa al-Muwâzanah, de Al-Iskâfî, p. 214.
[14] Ihtiÿâÿ al-Tabarsî, t. 1, pp. 71-84.
[15] Al-Ÿâmi‘ al-Sahîh (Al-Sunan), de Al-Tirmidhî, t. 5, p. 297.
[16] Al-Isti‘âb, t. 2, p. 373.
[17] Al-Sawâ‘iq al-Muhriqah, p. 25.
[18] Tahdhîb al-Tahdhîb, de Ibn Haÿar, t. 7, p. 297.
[19] Fath al-Bârî fî Sahîh al-Bujârî, de Ibn Haÿar, t. 7, p. 61.
[20] Riÿâl: ciencia que estudia la confiabilidad de los integrantes de las cadenas de transmisión de las narraciones.
[21] Sura al-Mâ’idah; 5: 67.
[22] Dijo Ÿâbir ibn Samurah: “El Mensajero de Dios (s.a.w.) nos habló en ‘Arafât”. (Dijo Al-Maqdamî en su hadîz: “Escuché al Mensajero de Dios (s.a.w.) hablar en Minâ”). Y éstas son las expresiones del hadîz transmitido por Abû al-Rabî‘: “Lo escuché decir:
« لن يزال هذا الامر عزيزا ظاهرا حتى يملك اثنا عشر كلهم... »
“Este asunto continuará con su estado de grandeza y manifestación mientras gobiernen doce, todos ellos de…”. Entonces la gente comenzó a hacer alboroto y a hablar, y no entendí lo que dijo después de “todos ellos de…”.” Citado por Ahmad ibn Hanbal en su Musnad, t. 5, p. 99, hadîz nº 20032.
[23] Musnad Ahmad ibn Hanbal, t. 5, p. 93, hadîz nº 19963; Sunan Abî Dâwûd, Kitâb al-Mahdî, t. 2, p. 309, hadîz nº 3732.
[24] “Dijo el Profeta: “La gente de esta religión permanecerá auxiliando (a la misma) contra quien se le oponga, mientras haya doce califas…”, y la gente comenzó a pararse y sentarse, y él pronunció algunas palabras que no entendí”. Kitâb al-Gaibah, del Sheij al-Tusî, (p. 129); Ahmad ibn Hanbal, t. 5, p. 99, hadîz nº 20034.
[25] Sahîh Muslim, t. 6, p. 4, Capítulo: Kitâb al-Imârah, hadîz nº 3397; Musnad Ahmad ibn Hanbal, t. 5, pp. 98 y 101, hadices nº 20021 y 20061 (en este último hadîz
agrega dos veces la frase, “la gente me ensordeció y no pude oír”). El
transmisor de esta narración no es sólo Ÿâbir ibn Samurah sino también
Hishâm ibn Iazîd y Hafsah bint Sirîn. También se transmitió a través de Abû al-‘Âliah, de Anas ibn Mâlik. Ver: Kifâiah al-Azar, de Al-Jazzâz al-Râzî y Al-Mustadrak ‘alâ al-Sahihain, de Al-Hâkim al-Nîsâbûrî.
[26] Las aleyas 3 y 67 de la Sura al-Mâ’idah.
[27] Wafîât al-A‘iân, t. 1, p. 180.
[28] Ibíd., t. 5, p. 230.
[29] Al-Tanbîh wa al-Ishrâf, de Al-Mas‘ûdî, pp. 221-222.
[30] Zimâr al-Qulûb, pp. 636-637 (citado en Al-Gadîr, del ‘Al·lâmah al-Amînî, t. 1, p. 268 y Julâsah ‘Aqabât al-Anwâr, de Al-Naqawî -resumido por Al-Milanî-, t. 7, p. 367).
[31] Ver: Al-Gadîr, t. 1, p. 270, quien lo cita de Kitâb al-Wilâiah, de Ibn Ÿarîr Al-Tabarî, pp. 214-216.
[32] Ver: Al-Gadîr, t. 1, p. 274.
[33] Ibíd, p. 283; Al-Amâlî, de Al-Sadûq, p.118.
[34] Sura al-Tawbah; 9: 71.
[35] Sura Fussilat; 41: 31.
[36] En su libro Al-Gadîr (t. 1, pp. 340-401), el ‘Al·lâmah al-Amînî, responde
de una manera más que lógica todas las disyuntivas y dudas que los
hermanos sunníes originaron en torno al significado del vocablo mawlâ en las palabras del Profeta (s.a.w.) en el día de Gadîr.
El que lo desee puede referirse a dicho libro, puesto que analizar todo
en detalle como él lo hizo conllevaría la impresión de un tomo entero.
Creemos que lo expuesto aquí es más que suficiente para liberar las
mentes de quienes deseen entender, de todo tipo de duda y vacilación.
[37] Sura al-‘Ankabût; 29: 18.
[38] Sura al-Ma‘âriÿ; 70: 1-3.
[39] En otras narraciones se mencionó que el nombre de esta persona era Harz ibn Nu‘mân al-Fahrî. (Al-Kashf wa al-Baiân, de Al-Za‘labî, t. 10, p. 35, bajo la explicación de esta aleya).
[40] Al-Gadîr, t. 1, p. 239.
No hay comentarios:
Publicar un comentario