18.5.12
Dios responde a todas las personas que Le rezan
Dios, Todopoderoso, Misericordioso y Compasivo, reveló en el Corán que está cerca del ser humano y
responderá a quienes Le oren. Uno de esos versos significativos es el siguiente:
Cuando Mis siervos te pregunten por Mí, estoy cerca y escucho la oración del que ora cuando Me
invoca. ¡Que Me escuchen y crean en Mí! Quizás, así, sean bien dirigidos. (Corán, 2:186)
Como se manifiesta en este versículo, Dios está cerca de todos. Conoce los deseos, sentimientos, ideas,
cada palabra pronunciada, cualquier susurro y hasta lo que está oculto dentro de nuestros pensamientos. En consecuencia, Dios oye y conoce a todos los que se vuelven a El y Le oran. Esta es una bendición de Dios a la humanidad, y expresión de Su misericordia, gracia y poder infinitos.
Dios posee poder y conocimiento sin límites. Es el Poseedor de todo. Cada ser, cada objeto --desde las
personas aparentemente más poderosas a las más pobres, desde los magníficos cuerpos celestiales al animal más diminuto de la tierra-- pertenece a Dios y está completamente bajo su voluntad y control.
Una persona que cree sinceramente en ello, puede orar a Dios por cualquier cosa y esperar que Dios
conteste sus oraciones. Por ejemplo, si una persona posee una enfermedad incurable seguramente recurrirá a todas las formas de atención médica. Pero sabiendo que sólo Dios restaura la salud, a El le rezará para su recuperación.
Alternativamente, una persona con algún tipo de temor o ansiedad puede orarle a Dios para que la alivie y
remueva toda clase de miedo. Y quien enfrente dificultades en una tarea también puede rezarle a El para
superarlas. Se puede rogar a Dios por muchas cosas: por la guía hacia el sendero correcto, para que nos acepte en el paraíso, para comprender mejor lo que es el Jardín, el infierno y el Poder de Dios, por una buena salud, etc.
Esto es lo que subrayó el Mensajero de Dios (la paz sea con él), cuando dijo:
“¿Quieren que les presente un medio con el cual se protegerán de las maldades de los enemigos y
aumentarán sus recursos?” Dijeron: “Sí, oh Mensajero de Dios”. Dijo el Profeta: “Implora a tu Señor día y noche, porque la ‘Oración’ es el recurso del creyente”.1
Sin embargo, en el Corán hay otro secreto revelado que merece nuestra atención en este momento. Como Dios comunica en el versículo, “El hombre invoca el mal con la misma facilidad con que invoca el bien: el hombre es muy precipitado (Corán, 17:11). No todo lo que invoca el ser humano puede ser provechoso. Por ejemplo, una persona puede pedirle a Dios que le dé más propiedades y riquezas para el bienestar de sus hijos el día de mañana, pero Dios puede ver que ello no es algo bueno. Puede ser que la vida fácil aparte a sus hijos de Dios. Entonces Dios oye la súplica y la acepta como adoración pero responde de la manera más conveniente. Por otra parte, alguien puede pedir a Dios que le ayude a no llegar tarde a una cita. Pero puede ser que eso es lo que le conviene ya que así se encontrará con alguien que le será beneficioso para la vida eterna. Es decir, Dios no ve nada bueno para la persona en la cita a la que quería llegar a tiempo y le responde entonces de la manera que más conviene a la misma. Esto encierra un secreto muy importante.
Quienes desconocen esa realidad piensan que cuando Dios no les concede lo que quieren es porque no
escuchó sus invocaciones. Pero en realidad se trata del producto de su ignorancia, porque Dios está “más cerca de él que su misma vena yugular” (Corán, 50:16). Dios está enterado de cada palabra que se pronuncia, cada pensamiento que se tiene y cada instante de la vida de cada uno. Incluso Dios conoce lo que experimentamos cuando dormimos. Dios es el creador de todo. En consecuencia, habría que ser consciente de que cada vez que se reza El acepta ese acto como adoración, responde de la manera más conveniente y facilitará lo que sea mejor para uno.
La oración, una forma de adoración, también es un regalo precioso de Dios a la humanidad porque por
medio de ella Dios permite que el ser humano logre cualquier cosa que considera buena y beneficiosa para sí mismo. El Corán se refiere a la importancia de la oración: “Di: ‘Mi Señor no se cuidaría de vosotros si no Le invocarais. Pero habéis desmentido (la Revelación) y es ineludible (el castigo)’”. (Corán, 25:77)
extraido de libro "Algunos secretos revelados en el Corán" de HARUN YAHYA
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